Capítulo 2

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Llego a mi aula unos cinco minutos antes de que toque el timbre para pillar un buen sitio. Tengo suerte y todavía no ha llegado nadie, por lo que tengo libertad para sentarme donde yo quiera.

Echo un vistazo a todos los pupitres y sopeso todas las opciones, si me siento atrás del todo es muy probable que no vea la pizarra y no esté tan atenta como me gustaría, pero ni loca me pongo en primera fila.

En primera fila te arriesgas a que el profesor te escupa cuando hable.

Ugh, tienes razón. Al final me decido por la segunda fila, así puedo seguir la clase sin problemas y no estoy tan cerca del profesor.

Y no te escupe.

Y no me escupe.

Las mesas están dispuestas de dos en dos por lo que deduzco que trabajaremos por parejas. No me importa demasiado, lo único que pido es que no me toque con alguien que no me deje estudiar tranquila.

Tomo asiento en la mesa que está pegada a la pared y dejo mi mochila en el suelo.

Hoy no me he molestado en traerme los libros de texto porque no los vamos a usar, solo llevo mi agenda, el estuche, una botella de agua, el almuerzo y una libreta.

Poco después de sentarme, el aula comienza a llenarse de alumnos. Hablo un poco con algunos que conozco del año pasado hasta que entra la profesora de la primera hora y cada uno va a su sitio. Cuando llego al mío, veo que Colin se ha sentado a mi lado. Bueno, definitivamente no es quien esperaba, pero no me decepciona en absoluto.

Él fue mi mejor amigo en el colegio aunque dejamos de hablar al entrar al instituto, cuando nos cambiaron de clase. Esto hizo que fuera alejándose poco a poco de mí y a poner excusas tontas para no estar conmigo, a pesar de que siempre hemos sido muy unidos.

En el colegio nos sentábamos juntos, en el recreo estábamos juntos. Por la tarde hacíamos los deberes, merendábamos, jugábamos, veíamos películas... juntos. Todo juntos. Incluso se quedaba a dormir o a comer muchísimas veces en casa.

Se la pasaba molestándome y haciéndome rabiar, aun cuando siempre acababa pidiéndome perdón. Yo le abrazaba, diciéndole que era un tonto, pero que lo perdonaba igual.

Así que, el que se volviera distante y frío conmigo, fue muy triste porque no sabía si se había cansado de mí, le daba vergüenza que nos vieran hablando o si ya no me quería.

Al final —después de intentar que siguiéramos con nuestra amistad por todos los medios y de que me rechazara constantemente—, me di por vencida. Ya había perdido bastante dignidad persiguiéndolo y yendo detrás de él, proponiéndole planes para pasar algo de tiempo juntos. Era mi mejor amigo, pero no iba a obligarle a serlo si él no quería.

No le guardo rencor, no soy así, sin embargo, todavía me duele un poco.

Le saludo con una sonrisa y tomo asiento.

La profesora nos da una charla sobre lo importante que es este curso y que debemos estudiar mucho para entrar todos en la carrera que queremos.

En realidad a la universidad solo vamos a ir unos cuantos, algunos van a hacer un Grado Superior y otros directamente empezarán a buscar trabajo, así que no tendrán que estudiar tanto como alguien que va a hacer la selectividad. Yo tuve bastante en cuenta la opción de hacer un Grado pero al final no me convenció ninguno.

Antes de que me dé cuenta, ha sonado el timbre que indica que la clase ha acabado. Los profesores de las dos siguientes horas nos vuelven a decir lo que ya nos ha dicho la primera profesora.

Hago como que les presto atención, pero en realidad estoy pensando en tonterías y divagando. Cuando por fin suena el timbre del recreo, salgo del aula como alma que lleva el diablo.

Entre Libros y Apuntes [Wattys2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora