Capítulo 4

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Este capítulo tiene una sorpresita al final... jujuju


Ya hace tres semanas desde que estuvimos en la biblioteca y han habido muchos más encuentros como ese.

Todos los días estudiamos un rato aquí y luego nos dedicamos a hablar o a incordiarnos el uno al otro hasta que Colin se transforma en un donjuán moderno —y con bastante menos vergüenza que el original— e intenta encandilarme a base de piropos y halagos, ganándose bufidos y collejas por mi parte. Finjo que me molesta, pero la verdad es que me gusta que me diga cumplidos.

También salimos de vez en cuando a dar una vuelta para ponernos al día de todas las actualizaciones de nuestras vidas. Simplemente, dos viejos amigos recuperando el tiempo perdido.

Es viernes por la tarde y estamos en la biblioteca —vacía, como siempre— porque no tenemos nada mejor que hacer. Es un poco triste, lo sé. Deberíamos estar de fiesta, borrachos, y míranos.

En realidad no estamos haciendo nada, solo teníamos unos ejercicios de deberes que ya hemos hecho, así que estamos aburridos.

—Donna, Donna, Donna, Donna, Donna —cada vez que dice mi nombre, me pincha el brazo con su dedo.

Lo ignoro.

—Donnut —consigue llamar mi atención de la peor manera posible.

—¿Qué? —ladro.

—¿Por qué no te gusta que te llame Donnut? —se le ocurre preguntar.

—Porque cada vez que lo haces, me imagino un donut con glaseado de fresa y virutas de colores con mi cara en el centro. Y no me favorece para nada —admito. Fue lo que pensé la primera vez que me lo dijo y ahora, cada vez que lo hace, se me viene a la cabeza esa imagen.

—¿Cómo el de Homer Simpson? —ríe.

—Sí. Exactamente como ese.

—Yo creo que serías el donut más rico de todo el mundo. Además, a ti te queda bien hasta un saco de patatas —y ahí está el galán del que hablaba antes.

Giro la cara hacia otro lado, ocultando la sonrisa que me ha sacado.

—Donna, Donna, Donna, Donna, Donna —vuelve a empezar.

—¿Quéééé? —alargo, cansada.

—Me aburro.

—Lo sé, me lo has dicho cinco veces y las cinco te he contestado que yo también.

—Pero... —me mira con cara de angelito. —Me aburro.

—Eres como un niño pequeño —le digo mientras me levanto para ir a la zona de los libros y, cómo no, él me sigue.

Me pongo a buscar alguno que me llame la atención para pasar el rato. Colin se asoma por detrás de mí, apoyando la barbilla en mi cabeza y mirando lo que hago, pero no le queda más remedio que apartarse cuando comienzo a subir la escalerilla de la estantería para coger un libro.

—Donna, ¿puedes alcanzarme ese libro de allí? —señala por encima de mi cabeza.

—Claro. ¿Este?

—No, el que está en el estante de arriba del todo.

—¡Ah! —subo dos escalones. —¿Este de aquí?

—El de la izquierda —me estiro para cogerlo. —Ese no, el que está más a la izquierda.

Casi lo estoy tocando...

—Bonitas bragas.

—Gracias.

Espera, ¿qué?

¡Que llevas falda y te está viendo hasta el alma, tonta del bote!

Entre Libros y Apuntes [Wattys2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora