43: Posición

1.4K 101 6
                                    

El cielo estaba manchado por el humo de aquel lugar, volviéndose un gris triste y melancólico.

Aún siendo de día, los retazo de luz eran débiles y con poco brillo, tal vez el sol no quería iluminar aquel desastre que en la tierra ocurrío.

Era devastador y triste.

La sangre corriendo por las carreteras desprolijas, edificios caídos y casas destruidas, enormes cráteres hechos en la tierra. Toda aquella ciudad se encontraba completamente destruida y desolada, humo saliendo de algunos edificios y otros apenas dependiendo de Barillas de hierro dobladas.

Camiones aplastados, aviones estrellados, tanques de guerra abandonados.

El lugar estaba desolado, pero aún así, la guerra aún no había terminado.

— ¡Holaaa!

La voz cantarina y divertida se escucho en el lugar rebotando en las paredes de aquella desoladas calles con eco mientras se alejaba y desaparecía.

— ¡Callate idiota! — la voz tensa de un rubio cenizo, hizo que el pelirrojo se encogiera de hombros.

Un batallón de soldados se agrupaba en el lugar, caminando por las destruidas y solitarias calles.

En frente de aquellos, dos Enigmas se imponían en el grupo, dejándose ver en toda su altura y musculatura.

— Oh vamos Bro, este lugar está vacío, ya pase por aquí con mis muchachos... — habló el pelirrojo, aquel de casta Enigma con una peculiar sonrisa de dientes filosos y ojos rojos brillantes.

Kirishima Eijirou pasó sus ojos rojos por todo el lugar desolado, los escombros y algunos charcos de sangre seca.

— Si ya pasaste por aquí ¿¡Qué demonios haces junto a mi, imbécil!? — gruñó el rubio unos centímetros más alto que él, sin dejar de moverse y estar alerta al mismo tiempo que trataba de entenderlo.

Bakugou Katsuki, agudizó sus sentidos lo mejor que pudo vigilando todo a su paso, asegurándose de no ser sorprendido.

Aquella había sido una guerra ganada desde hace dos días, pero el gobierno, quería estar 100% seguro de que el lugar se haya exterminado a todas las cucarachas del bando enemigo, desde los que se rindieron, hasta los que escaparon, nada podía salir de allí con vida, exceptuando a los civiles, que claro, hayan quedado con vida durante aquella desastrosa querrá sedienta de poder.

Varios batallones fueron esparcidos por el país, cada uno comandado por los mejores Enigmas de alto rango.

Katsuki Bakugou y Kirishima Eijirou eran parte de ellos. Ambos Enigmas, poderosos, fuertes e inteligentes cada uno con una especialidad desde que fueron integrados en la marina.

Los oídos desarrollados de los Enigmas lograron captar ruidos a una cuantos metros de ellos en diferentes dirección, quedándose completamente quietos, los dos intercambiaron miradas y sin decir una palabra, asintieron mutuamente, dándole señales a cada uno de su grupo para separarse cada uno con sus líderes.

El grupo era conformado por mayormente Alfas, Betas y uno que otro Omega dominante, pero todos obedecían a los Enigmas, porque no sólo eran sus superiores, si no que también eran lo suficientemente fuertes como para acabar con cualquiera de ellos tan solo utilizando sus punzantes feromonas de las cuales tenían un control absoluto sobre ellas.

— Separense imbéciles, Quiero que le den a todo lo que se mueva y tenga un maldito uniforme de la milicia — masculloz Katsuki haciendo señas con sus manos, sosteniendo fuertemente el arma en su mano derecha, todo su equipo asintió y rápidamente se dispersaron como hormigas.

One-shot KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora