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Creí que ya lo había superado

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Creí que ya lo había superado.

Hace dos años, cuando Hyunsuk nos anunció a mí y Junghwan que él y Jihoon eran novios; cuando me tiré en la cama a llorar durante horas; cuando al salir el sol, sin haber pegado ojo en toda la noche, me senté frente a mi escritorio, y tomando papel y pluma, escribí mi carta para Jihoon.

Esa noche lloré como nunca. Pero cuando puse el punto final a la carta, escribí el destinatario en el sobre, puse la carta dentro, la sellé, y la dejé caer dentro de mi caja de zapatos, supe que no tenía ya caso.

Lo había superado.

Había entendido que Hyunsuk era novio de Jihoon, y como él era mi hyung, yo tenía que apoyarle en todo. Había entendido que nunca iba a tener una oportunidad con Jihoon. Había entendido que Hyunsuk y Jihoon estaban hechos el uno para el otro.

Era por eso que me había dolido de sobremanera que Hyunsuk hubiera terminado con él, antes de irse a la Universidad. Era por ello que no lograba comprender porque Hyunsuk no quería esforzarse en mantener una relación a distancia con el que se suponía que era el amor de su vida.

Porque lo era.

Pero ahora, tras haber escuchado de viva voz de Jihoon aquello, ya no me sentía tan seguro de haber superado nada. Con Hyunsuk, a más de once mil kilómetros de distancia, y once otras atrás en el reloj, mientras que Jihoon se encontraba en la casa de al lado, con su ventana esperando que yo arrojase una piedra para intercambiar mensajes en hojas de papel, o al alcance de mis dedos al enviar un simple mensaje de texto, ya no me sentía para nada seguro.

A mí me había gustado Jihoon primero. Me había gustado desde el momento en que lo había visto por primera vez, estoy casi seguro. Lo más justo y lógico es que Jihoon fuese mi novio, porque, si Jihoon fuese mío, yo nunca lo hubiese dejado. Aunque me mudase a una Universidad en Estados Unidos, porque siendo realistas, yo nunca me hubiese marchado.

No podría con la distancia.

No sabiendo que tengo a Jihoon a un par de metros de distancia, con una ventana siempre a la espera. Con tantas hojas de papel dispuestas a cargar con mis mensajes que quiero compartirle a él y sólo a él.

Pero, pensar esto, sentir esto, está mal.

Es deslealtad. Es traición. Hace que me sienta sucio e indigno de confianza. No tiene ni una semana que Hyunsuk se ha marchado, y yo ya estoy pensando en la oportunidad que puedo tener con Jihoon, ahora que lo ha dejado libre. Soy un traidor, y de la peor calaña, pues estoy traicionando a mi propio hermano. ¡Y con su primer amor! ¡Su primer novio! ¿Es que no puedo respetar tan siquiera eso?

Pero, entonces, si lo que estoy haciendo, y lo que estoy sintiendo está mal, ¿qué es lo que debo hacer con todos estos sentimientos que se han multiplicado, tal como las mariposas que aletean dentro de mi estómago?

Me quedo despierto gran parte de la noche, pensando en ello.

En lo que siento, que sé está mal.

En lo que estoy pensando, que es incorrecto.

Cuando el reloj da media noche, me incorporo de la cama, y sentándome frente a mi escritorio, enciendo la lámpara de mesa. Tomo una hoja, de esas estampadas que guardo con recelo, así como una pluma de gel. Ya no tengo la pluma morada con la que escribí la carta original de Jihoon, así que tendré que recurrir a esta rosada, para que no haga un contraste tan feo.

Sólo puedo hacer una cosa: escribirle.

Tendré que escribirle a Jihoon otra carta. Tendré que escribirle una postdata a su carta, para volver a desbordar mis sentimientos en el papel, y vaciarme de ello, para que cuando vuelva a sellarla, no quede nada de este sentimiento que tengo hacia Jihoon, dentro de mí.

Balanceo la pluma sobre el papel, y finalmente, ejerzo presión:

Balanceo la pluma sobre el papel, y finalmente, ejerzo presión:

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Dejo de escribir. Se supone que mis cartas me liberan, y sí, me siento liberado, pero también, se supone que las cartas son para cuando ya no estoy enamorado. Y, en estos momentos, aún me siento un poquito enamorado de Jihoon. Sé que es el exnovio de Hyunsuk, y sé que está prohibido, pero necesito un poco más de tiempo para salir de este enamoramiento, por lo que sé que no puedo terminar de escribir la carta.

Resignándome, doblo la hoja a la mitad, y la meto en el cajón del escritorio. Aún no está lista, por lo que no puede ir dentro de la caja de zapatos, junto con las demás.

Tendré que terminarla en otra ocasión.

Y así, apago la luz del escritorio, me levanto de la silla, y finalmente me dirijo a la cama.

Mañana inician las clases. Mi penúltimo año de preparatoria. Hyunsuk dice que es el más importante.

Y Hyunsuk siempre tiene la razón.


A Todos Los Chicos De Los Que Me Enamoré [Una Adaptación Harukyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora