No puedo responder. Haruto ha dicho muchas cosas en un tiempo récord, y yo no puedo procesar. En especial porque una parte de mí sigue diciéndome mentalmente: "¿Pero, y Park Jeongwoo?". No soy como él, en ningún sentido. No soy tan atractivo, ni tan masculino, ni tan inteligente, ni tan popular, ni tan especial. ¿Qué es lo que ve Haruto en mí? ¿Qué fue lo que vio en séptimo grado? ¿Y por qué yo no puedo verlo?
Me muerdo el borde del labio inferior, y retuerzo mis manos, con furia. Y entonces, incapaz de creer que Haruto en verdad crea en lo que el mismo ha dicho, con mis ojos amenazando con iniciar un diluvio, paso de largo y salgo corriendo, olvidando el hambre que tenía hasta hacía unos momentos, rumbo a mi habitación.
-¡Junkyu! -grita Haruto.
Pero no me detengo, y no me volteo. No puedo. No soy capaz. Y como Haruto no me sigue, yo sigo adelante, con las lágrimas corriendo por mis mejillas, hasta llegar a mi habitación, la cual por fortuna está vacía.
No soy como Park Jeongwoo. No hay nada en mí que sea lo suficientemente especial como para que Haruto pueda ser más feliz conmigo que lo que fue con él. Fingir estaba bien. Debimos haber terminado con esto hace mucho tiempo. Antes de que yo volviese a enamorarme de él, y tuviera que despedirme de él. De nosotros.
Lloro escondiendo la cabeza en la almohada. Lloro por lo que parecen ser horas, hasta quedarme dormido. No escucho cuando llega Yedam, y sigo dormido hasta la mañana siguiente, cuando tocan a la puerta de la habitación.
-Salimos en dos horas, salgan a desayunar.
-Ugh... -gruñe Yedam, tapándose la cabeza con la almohada. Miro al reloj y compruebo que apenas son las 6. Yo también quiero seguir en la cama, pero de verdad necesito comer algo.
-Vamos Damie –le digo al tiempo que lo empujo levemente-. Sé que tú también tienes hambre.
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A Todos Los Chicos De Los Que Me Enamoré [Una Adaptación Harukyu]
RomanceMe gusta coleccionar cosas. Las guardo pensando que estando resguardadas estarán a salvo de cualquier mal. De entre todas las cosas que colecciono, se podría decir que las cartas de amor que he escrito son mi posesión más preciada. No son cartas de...