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Haruto sigue entrenando sin descanso para el partido de fútbol del próximo viernes, por lo que de nueva cuenta tengo que prepararme para regresar solo a casa

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Haruto sigue entrenando sin descanso para el partido de fútbol del próximo viernes, por lo que de nueva cuenta tengo que prepararme para regresar solo a casa. Estaba esperando que me diera mi beso a la hora de la salida, pero cuando termino de guardar mis libros en mi casillero, (sí, esto ya es costumbre), al cerrar la puerta, me saluda el sonriente rostro de Jihoon, con lo que me olvido de Haruto, y del beso y no puedo evitar preguntarme si alguna vez le he contado todos los lunares que tiene en el rostro.

-Tiempo sin verte, Kyu –dice como si no hubiese pasado semanas esquivándolo.

-Hola, Hoony –es todo lo que puedo decir.

Pero no es necesario decir nada más, y emprendemos juntos la caminata rumbo a casa.

-¿No es un desperdicio de gasolina, y un exceso de contaminación ambiental, el hecho de que Haruto tenga que llevar su camioneta a tu casa, todas las mañanas?

Lo miro de reojo.

-Es decir, hasta ahora no te habías quejado de ir caminando al colegio.

-No me quejo –es mi respuesta-. Pero a Hwanie-chan le gusta el lujo del paseo.

-Lo consientes demasiado. Tú y Sukie.

No digo nada.

-Eso, o estás evitándome.

-¡No estoy! –digo a toda velocidad-. Es solo que he estado ocupado.

-Con Haruto –dice de manera dolida-. Lo sé. Es decir, toda la escuela lo sabe. Es solo que... no quiero que te olvides de tus amigos, solo porque estás saliendo con un chico.

El comentario me duele por tres motivos. Uno, porque Jihoon me vea solo como un amigo, dos, porque Jihoon sabe que aparte de Hyunsuk, él es mi único amigo, y tres, porque estoy saliendo con Haruto de mentira y aunque fuese real, no me olvidaría de mis amigos.

-No me olvido de ti, Jihoon –digo de manera melancólica, y para reparar el daño, me apuro a añadir-. Le diré a Haruto que ya no pase por mí en las mañanas. Y tú, Hwanie-chan y yo podemos ir de nueva cuenta al colegio, a pie.

Sonríe, satisfecho.

-Por favor, no te enojes conmigo –añade. Titubea un poco, pero al final, agrega-. Pero... me hubiera gustado saber sobre tu carta, cuando la escribiste.

-¿Hubiese cambiado algo? –digo, fingiéndome el duro.

-No –es su sincera respuesta-, pero me hubiese ayudado a explicarte por qué no puedo corresponder tus sentimientos, Kyu. Podré ya no ser el novio de Sukie, pero mi corazón aún le pertenece porque... Bueno, siempre le ha pertenecido a él.

Asiento. La verdad es que, si bien sus palabras deberían de dolerme, en lo único que puedo pensar es en contarle a Haruto, y como al parecer el problema que es Park Jihoon ya ha sido solucionado.

 La verdad es que, si bien sus palabras deberían de dolerme, en lo único que puedo pensar es en contarle a Haruto, y como al parecer el problema que es Park Jihoon ya ha sido solucionado

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Le dije a Haruto que no pasase por mí, vía kakao talk. No respondió, pero es claro que el mensaje le llegó porque me dejó en visto. No me lo tomo a mal, después de todo, efectivamente al día siguiente no pasa por mí y Hwanie-chan, y así, los dos podemos caminar con Jihoon, como solíamos hacer antes. Como si nada hubiese pasado.

Esa tarde, tras el almuerzo, leo la nota del día de Haruto. "¿Helados a la hora de la salida?". No respondo, pero lo espero fuera de los vestidores al terminar su entrenamiento de fútbol, y así, lo acompaño con el resto del equipo a pasear por Hongdae, específicamente a Baskin Robbins por un helado. Pido uno de shooting star, y para guardar las apariencias de que realmente somos una pareja muy enamorada, Haruto paga el mío.

Los chicos son divertidos. Un poco revoltosos, pero amables y agradables. Cuando Haruto me acompaña de regreso a casa, no puedo evitar sonreír como bobo: se siente bien saber que encajo en algún sitio. Aunque sea de manera momentánea.

Es viernes por la noche, y estoy haciendo lo que más me relaja: cocinar

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Es viernes por la noche, y estoy haciendo lo que más me relaja: cocinar. Para ser exactos, estoy horneando. La escuela de Hwanie-chan tiene un festival, y le ha tocado preparar seis docenas de cupcakes, lo que me pone un poco de mal humor ya que es muchísimo trabajo y Junghwan (quien debería estar haciendo esto y no yo) no está por ningún lado, ayudando en lo más mínimo. Así que, en realidad, no estoy para nada relajado.

Y entonces, suena el timbre.

Finalmente, Junghwan hace aparición (baja corriendo las escaleras y abre la puerta a toda velocidad) y exclama:

Watana-babe!

Y sí, cuando se detienen en el umbral de la cocina, efectivamente la visita se trata de mi novio falso. Me pregunto qué hace aquí.

El igual se pregunta qué estoy haciendo.

-¿De qué hablas? –respondo, mientras mido una taza más de azúcar.

-Te dejé una nota ayer, ¿recuerdas?

-Tenía examen de matemáticas y lo olvidé. ¿Qué decía?

-¡Que necesitaba que me acompañases a una fiesta hoy!

Junghwan nos mira primero a uno, después a otro. Y entonces, se escucha como se abre la puerta de la entrada.

-¿De quién es el convertible que está estacionado en la entrada?

Papá asoma la cabeza a la cocina, y nos mira a los tres.

-Oh –dice al ver a mi novio falso-. Watanabe Haruto -¿lo recuerda? -. Tiempo sin verte, chico.

-Buenas noches, señor Kim –dice de manera respetuosa-. He venido a recoger a Kyu para ir a una fiesta. Eso, si usted le da permiso.

-¡Claro!

-¡Pero los cupcakes! –expongo a toda velocidad, alzando el tazón del azúcar.

-Eso lo debería estar haciendo Junghwan –dice papá.

Hwanie-chan gruñe por lo bajo.

-Solo no lo traigas tan tarde, ¿de acuerdo? –dice papá, a lo que Haruto responde con un saludo que parece del tipo militar, lo que provoca que yo ruede los ojos porque, no es como si Haruto fuese a algún día a hacer el servicio militar.

Y entonces, los tres se me quedan viendo.

Aceptando la derrota, dejo el tazón en la encimera, y procedo a quitarme el delantal.

A Todos Los Chicos De Los Que Me Enamoré [Una Adaptación Harukyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora