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Con veintiséis años y un trabajo muy estable, podría decirse que YoungHo tenía una vida espectacular.

Un departamento hermoso, que ya era de su propiedad, un auto negro que tenía figuritas de gatitos y perritos, también ositos y ocasionalmente conejos, obra de su pequeño engendro.

Cepillaba sus dientes aún algo dormido, buscando vagamente con la mirada la máquina de afeitar..¿Dónde la dejó?

Oh, aquí está.

---- papi..

Lo miró por el espejo, alzando sus cejas para darle a entender que lo oía.

---- upa. - extendió sus bracitos en su dirección, haciendo un suave puchero con sus rojizos labios.

Eran recién las seis y media de la mañana, era entendible que el pequeño tuviese sueño. Apoyaba su cabeza en el hombro de su padre y siguió durmiendo con tranquilidad.

Donghyuck tenía tres añitos, ya era un niño grande. Su pijama amarillo comenzaba a quedarle chico y papá olvidaba comprar uno nuevo. Aunque Hyuck tampoco se quería deshacer del querido pijama.

---- no te duermas, pinocho. - dió suaves palmadas en su trasero, escuchando las quejas - la abuela vendrá en un ratito, ¿Vas a seguir durmiendo?

---- sí..

---- ¿En serio? ¿Vas a dejar a la abuela sola en casa? - prendió la máquina y con cuidado la pasó por su barbilla, quitando poco a poco la barba crecida - debes cuidar a la abu..

---- papá..- lloriqueó -

---- Uhm.

---- checho..

Oh, diccionario de Suh Donghyuck :

Checho = Leche.

---- ¿Puedes aguardar un segundito? - apagó la afeitadora y abrió la llave - ya vamos a desayunar.

Su bebé simplemente asentía, mientras no tardara tanto no se quejaría.

Se aferró mejor al cuello de su papá y este lo sostuvo mejor con sus brazos, dejando un suave beso en su frente antes de acomodar los rebeldes cabellos castaños.

---- ¿Con chocolate?

---- cocholate..- bostezó - por fis..

Prendió la luz más tenue de la cocina y sacó la caja de leche de la heladera, buscó la mamadera verde que le regaló su abuela en su último cumpleaños y la llenó para después pasar el líquido a un jarrito sobre una de las hornallas.

Mientras esperaban, se meció de un lado a otro, tarareando una canción aleatoria del repertorio que tenía Hyuck en la televisión.

Apagó el fuego y pasó nuevamente a la mamadera, buscó una cucharilla y el cacao. Solo unas dos cucharaditas y una de azúcar, mezcló y tapó.

---- aquí tiene, señorito.

La pequeña y rechoncha mano de su hijo tomó con fuerza su mamadera y la dirigió a su boca, succionando sin cesar.

El timbre sonó unos minutos después, dando bienvenida a la abuela más consentidora y adorable del mundo.

---- hola, mamá..- recibió un sonoro beso en su mejilla - ¿Cómo estás?

---- con frío. - dejó el abrigo colgado - abrígate, eh.

Donghyuck miró a la mujer, sonriendo aún con el biberón en su boca.

---- abu..

Único nieto de la abuela Myorong, ¿Cómo no adorarlo?

---- mi chanchito, ¿Cómo estás, cariño?

Baby bearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora