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No llegaron a los 85, apenas hay 80 así que seguiré con esa meta hasta que logren superarla y después si poner 85 cómo meta final.

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Donghyuck estaba completamente negado a soltarse de su padre.

Estaban en el hospital, en el día dónde le quitarían por fin el yeso, pero el niño no quiso saber nada más al respecto una vez vio la herramienta que usarían para cortar el vendaje.

Llevaban ya casi una hora luchando, pero era imposible. El llanto del niño era tan fuerte que aturdía a las enfermeras que con cariño tomaban su bracito.

---- Hyuckie, no duele. - Johnny intentó despegarse, pero ya comenzaba a gritar.

Hizo lo que nunca quiso hacer, porque no le gustaba para nada ser así con su cachorro, pero otras personas también debían entrar a la sala par atenderse y no podían porque el señorito no daba su brazo.

Johnny desarrollo una paciencia inimaginable desde que Hyuck llegó a su vida. Pero dicha paciencia estaba agotándose cuando su hijo comenzó a patalear y hasta golpear a enfermeras o al médico.

Con su corazón doliendo y juntando valentía, usó su fuerza para sacarse al menor de encima y le miró con el celo fruncido.

---- Suh Donghyuck, no podemos estar toda la tarde aquí solo porque no le das la oportunidad al doctor de ayudarte. - alzó la voz, logrando que el niño siquiera intentara gritar - están haciendo todo aora ayudarte y tú ya has golpeado, llorando y pataleado, ¿Algo más? ¿Quiere hacer algo más? Podemos estar toda la tarde aquí, pero tú qué quitas eso del brazo, ya es tiempo.

Los ojos chocolate de Hyuck se llenaron de lágrimas, mirando a su paoa con auténtico temor y con cero ganas de ser regañado.

¡Nunca su papá levantó la voz! ¿Que iba a hacer?

---- papi...

John siguió con su rostro serio, para nada dispuesto a caer Anto los encantos del niño frente a él.

---- te explicó lo que haría, te mostró que no cortará tu piel, también lo mostró en mí y en la enfermera, tú no quieres hacerlo y ya sabes que no te voy a traer a un lugar donde te lastimen. - suspiró cansado, casi cayendo por el puchero del niño - Él no va a lastimar, ¡Es médico! ¿Por qué haría eso? Vamos, eres un niño grande y valiente, no puedes tardar tanto, Dong. - cruzó sus brazos, luciendo aún más alto para su hijo - pon el brazo ahí y deja que por fin te saquen el bendito yeso.

Las enfermas volvieron a acercarse, una vez que fue el mismo pequeño quien puso su bracito a disposición del médico.

---- no tardará nada, en verdad. - susurró una de ellas, limpiando el rostro tierno del chiquillo - tampoco duele. Da miedo, pero es una herramienta especial, hace cosquillitas.

Doyoung prendió la máquina, pero primero la apoyó en su piel.

---- ¿Ves? - alzó la mirada - no va a cortarte, porque no da una vuelta completa como las herramientas que si podrían lastimarte. Está solo va de un lado a otro, vibrando y cortando de esa manera, pero no daña la piel, es por algo que se llama fricción. - ahora sí la acercó al yeso - voy a poner una tira de metal, para que estés mas seguro, ¿Quieres?

Baby bearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora