Etiquetas: nsfw, obscenidad, sexo duro, torcedura de cría, posesividad, morder, pussydrunk Daemon
No le importaba que fueras su sierva. No le importaba que te retorcieras, gimotearas y lloraras mientras él golpeaba su polla contra ti. No le importaba cómo arañabas su espalda y gemías su nombre, cómo resonaba en la habitación para que cualquiera que pasara lo escuchara.
- Hazte más fuerte. Necesito oírte desmoronarte sobre mi polla- gruñó contra las marcas de mordeduras en tu cuello- Pequeña puta. Si tienes la confianza para tocarte a ti misma pensando en mí, entonces deberías estar preparada para manejarme-
Pensaste que podías. Cada vez que pensabas en él mientras estaba desnudo y cachondo en tu cama, pensabas que serías capaz de manejar a tu Príncipe. Te equivocaste. Esto era mucho más de lo que estabas preparado.
- Dilo- gruñó mientras se detenía dentro de ti, sus manos agarraban nuestras caderas con firmeza para evitar que te movieras- Dilo o me detengo por completo-
No querías decirlo. Admitirlo en voz alta sería vergonzoso. Él es un príncipe. En primer lugar, no deberías haber tenido ese tipo de pensamientos sobre él. Él estaba y está por encima de ti, literal y figurativamente. Al mismo tiempo, no podías imaginar que se detuviera ahora.
- Lo siento, mi señor. He estado fantaseando contigo. Todos mis pensamientos sobre ti son impropios. No pude evitarlo. Cuando me llamaste aquí, cuando me metiste en tu cama, pensé que Era otro sueño-
-Te aseguro que soy mejor que cualquier sueño sucio que hayas tenido-
Reanuda su ritmo áspero, tirando solo hasta la punta y luego golpeando de nuevo en bolas profundas.
- Este será tu castigo. Todas las noches vendrás aquí y te clavarán mi polla dentro de tu pequeño y cachondo. Aprenderás a complacerme. Te mojarás cada vez que pase por los pasillos. Tú tomarás mi semilla. Sé mi perra reproductora obediente-
- Pero…-
Apenas podías pronunciar correctamente las palabras, cada una interrumpida por un quejido, un suspiro o un gemido del nombre de Deamon.
- ¿Qué pasa si… quedo… embarazada?-
Tenía una gran sonrisa en su rostro, su ritmo cada vez más duro y rápido. Estaba perdido en el placer de tu coño descuidado envolviéndolo y tirando de su polla con entusiasmo. Tratando de ordeñarlo seco.
- ¿Y qué? ¿Crees que alguien se atrevería a decir algo en mi contra? No. Te reproduciré una y otra vez hasta que lo vea. ¿Y lo aceptarás con gusto, no? No te preocupes, tendrás todo mi protección, toda mi devoción. Serás mía y solo mía. Mía para follar, usar, criar, besar y abrazar. Todo mía. ¡Mía!-
Echó la cabeza hacia atrás y se derramó dentro de ti, dándote más de lo que podías soportar, haciéndote ver estrellas y tu cuerpo temblar con cada bomba de su semen.
Te apretaste a su alrededor tan fuerte como pudiste, no solo con tus paredes internas, sino también con tus piernas alrededor de su cadera, manteniéndolo encerrado cerca de ti mientras las olas amainaban para ambos.
- Todavía no. Todavía no he terminado de castigarte-
Tus ojos se abrieron. ¿Tiene más resistencia? Ya lo has hecho correrse con tu boca, tu mano y ahora otra vez con tu coño. Y quiere más. Él anhela más.
- Es mi turno de acostarme contigo. Espero que no te desmayes conmigo. Incluso si lo haces, te follaré para que recuperes la conciencia-
Eso no era una amenaza. Fue una promesa.
