Daemon Targaryen-La Casa Del Dragon

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Sinopsis: Después de que Daemon es herido durante una patrulla con la Guardia de la Ciudad, ¿cómo reaccionará su esposa Stark?

Lamento mucho la tardanza, este one-shot va especialmente para una lectora que estuvo de cumpleaños por petición de su hermana. Realmente lamento publicarlo tan tarde.







Estaba tomando el té con la Reina y algunas de sus damas, cuando llegó la noticia de que mi esposo había regresado de su patrulla por la ciudad. Sin embargo, esa no era la parte preocupante.

- Escuché de uno de los hombres de la Guardia de la Ciudad que estaba herido, Mi lady- tartamudeó la sirvienta- Herido gravemente-

Me levanté de mi asiento, rápidamente me disculpé con la Reina, luego salí de sus aposentos y crucé los muchos pasillos, pasando junto a muchos nobles y sirvientes, ignorando sus preguntas y susurros, apresurándome a llegar a nuestras habitaciones.

Podía oír los gritos y las maldiciones de mi marido por todo el pasillo que conducía a nuestra ala de la fortaleza. Eso me tranquilizó un poco, así que aminoré el paso y me detuve justo afuera de la entrada de nuestros dormitorios.

- Está en mal estado, mi señora- me dijo ser Frederick Selwyn, su segundo al mando, cuando me vio- Está herido, pero le duele demasiado como para dejar que los maestres le cosen la herida. Sugieren que tratemos de darle algo para dormir para que puedan ayudarlo, pero no nos deja”.

- Ya veo- asentí, pasando por la puerta entreabierta.

Me detuve cuando escuché otra serie de maldiciones saliendo de su boca mientras arrojaba un vial de algo que le dio el maestre. La cosa se estrelló contra la pared, cubriéndola con el ungüento que había dentro.

- No beberé nada de lo que ustedes, ovejas grises, quieran darme- gritó el Príncipe, alejándose del pobre maestre.

Era uno de los más nuevos, apenas tres meses aquí en la capital. Dos de sus acólitos estaban en la esquina, con los ojos muy abiertos observando cada movimiento de Daemon.

- Mi príncipe, tienes que escuchar a los maestres- trató de razonar con él, ser Marwyn Westerling, uno de los amigos más cercanos de Daemon, pero el Príncipe Rebelde no quiso escuchar.

- No tengo que escuchar a ninguno de ellos- se enfureció mi esposo- Estoy bien, solo necesito descansar un poco-

Pude ver al menos una herida en su costado derecho, aunque era pequeña, y otra en su hombro izquierdo, más grande y más profunda, ambas sangrando. Su túnica estaba empapada de sangre y, sin embargo, todavía no quería la ayuda de los maestres. Sabía bien que su terquedad sería su perdición. Prefiere morir antes que dejar que alguien lo ayude.

- Todos, por favor, váyanse- grité tratando de transmitir autoridad.

El maestre saltó ante el sonido de mi voz. Debió haberse vuelto loco de miedo después de encontrarse cara a cara con un príncipe Targaryen irritado y herido.

- Mi señora- se acercó a mí, su voz se convirtió en un susurro- Si no tratamos las heridas de su esposo, se desangrará-

- Cuidaré de mi esposo, ya puedes irte- le aseguré, dedicándole mi mejor sonrisa serena.

Los hombres dudaron por un momento, pero una mirada al guerrero dragón herido fue más que suficiente para convencerlos de que se fueran. Sabían mejor que forzar su suerte con él.

Ser Marwyn vaciló en la puerta, pero yo solo le sonreí cortésmente, asintiendo que estaría bien.

Cuando la puerta se cerró, dejándonos solos en la habitación, me giré para mirar a mi esposo. Se había sentado en una de las sillas cerca del balcón, respirando con dificultad.

One shot- Smut ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora