Resumen: Cuando termina la guerra, Robb finalmente puede disfrutar del tiempo a solas con su reina.
Robb se casa con una chica Frey y la lleva a la guerra con él. Había querido cumplir lo que dijo el día de tu boda. Te uniste a él y a sus hombres en su viaje y te llevó a todas sus reuniones de consejo para consternación de sus hombres y de su madre. Nadie creyó ni una palabra de tu boca porque eras mujer o Frey. Sin embargo, Robb no escuchó sus súplicas de dejarlo a un lado y siguió tomando tus consejo. Los hombres te odiaban por eso.
Eso fue hasta que ganaron su próxima batalla, siguiendo tus planes y aplastando a las fuerzas de Tywin. Era evidente que habían estado esperando a Robb y sus hombres cuando los Stark pudieron flanquearlos fácilmente por un lado y por atrás, atrapándolos efectivamente en su matanza. Después de eso, sus asesores no celebrarían una reunión sin ti. El corazón de Catelyn comenzó a ablandarse para ti cuanto más tiempo sobrevivió su hijo, pero aún había un aire rancio y amargo en ella cada vez que estabas presente.
- A ella no le gusto- dijiste mientras te acostabas en tu cama en Robb y tu tienda.
Él suspiró y se levantó de la mesa, con las manos pasando por su cabello.
- No me moleste que a ella no le guste, pero no puedes mentir y decir que no es incómodo-
- Ella no te conoce como yo lo hago-
Niegas con la cabeza, dándote la vuelta para sentarte en la cama frente a él.
Robb suspiró mientras se sentaba a tu lado en la cama, su brazo descansando detrás de tu espalda para que pudieras apoyarte en él
- Quiero gustarle a ella también- dijiste mientras tomabas su mano para sostenerla- Pero no es algo que podamos apresurar. Esta es mi guerra- dijiste, y los ojos de Robb se entrecerraron confundidos- Los hombres salen y luchan en batallas con espadas. Las mujeres peleamos nuestra guerra con palabras. Por lo que tu madre piensa, te seduje y me enviaron para engañarte-
- Mi madre no cree que me hayas seducido- dijo Robb, y tú te reíste en respuesta provocando que una sonrisa cayera en los labios de Robb- ¿O sí?- preguntó mientras tomaba tus caderas, tirando de ti hacia su regazo.
Te reíste del repentino movimiento, pero Robb lo silenció colocando sus labios sobre los tuyos. En todo el tiempo que había estado en la guerra, todavía no se había acostado con su esposo, pero había tenido intimidad de otras maneras, por lo que el sabor de sus labios no era nada nuevo, pero seguía siendo tan embriagador como antes.
- Tal vez lo hice- sonreíste, colocando tus manos sobre su pecho, tus caderas rozando ligeramente las suyas mientras te acomodabas en su regazo- ¿Te estás quejando?-
Robb tarareó mientras sus manos caían de tus caderas a tu trasero, apretando mientras lo hacían
- No estoy seguro. ¿Crees que es prudente seducir a tu rey?- preguntó mientras sonreía.
Igualaste su sonrisa con la tuya cuando comenzaste a colocar besos en su mandíbula.
- Solo cuando se parecen a ti, su excelencia-
Una risa ligera salió de sus labios, pero se detuvo cuando te apretaste contra su regazo nuevamente, esta vez sintiendo algo. contracción en sus pantalones.
- A menos que prefieras que me detenga- dijiste, quitando tus labios de su piel.
Los dedos de Robb se clavaron en tu trasero mientras te acercaba, frotándose contra ti mientras lo hacía.
- ¿Quién dijo que podías parar?- preguntó mientras comenzaba a dejar sus propios besos por tu cuello, deteniéndose en tu clavícula para morderla con sus dientes antes de calmarla con sus labios.
