¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Advertencias: obscenidad, oral (recepción masculina y femenina), uso de la palabra 'puta' al menos una vez, penetración en la cara/garganta, digitación vaginal
Ronald Weasley fue puesto en la tierra por una cosa, y solo una cosa, y eso te estaba comiendo. Estabas seguro de ello, casi lo suficiente como para apostar los ahorros de toda tu vida mientras apretabas los muslos alrededor del cráneo del pelirrojo por un momento, permitiéndole en cambio abrir tus piernas mientras continuaba con sus movimientos. Te convulsionaste, gritaste, casi lo pateaste en la cabeza, no importaba. No se detuvo hasta que lo levantaste por el cabello, haciendo que se detuviera lo suficiente como para que sintieras el agradable zumbido en tus huesos.
- Joder, bebé-
Lo viste mientras tomaba su camisa desechada, se la limpiaba por la parte inferior de la cara antes de mostrarte una sonrisa torcida. Por la forma en que la luz del sol se filtraba a través de las ventanas polvorientas de tu apartamento, Ron parecía una deidad.
- Buena chica, lo hiciste jodidamente bien por mí- dijo, acostándose con su cabeza en tu pecho.
Jugabas con su cabello distraídamente mientras mirabas al techo. Habían pasado dos meses desde que te fuiste de Inglaterra, dos meses desde que pudiste abrazar a tu chico así... dos meses desde que él pudo saborearte... dos meses y contando con tu final .
- ¿Puedo chuparte?- preguntaste, lamentando en parte romper el estado de ánimo sereno que había sido creado por Ron dormitando en tu pecho.
Levantó la cabeza con un sobresalto, luciendo casi sorprendido, lo cual te pareció divertido... Nunca habías querido , solo que rara vez preguntaba.
- ¿Tú quieres?- preguntó y tú asentiste, dándole una amplia sonrisa y un rápido beso.
Todavía sabía a ti, solo un poco.
- Sí. Por favor- dijiste, y se aclaró la garganta, acomodándose en el borde de la cama, su cabello todavía desordenado por ti tirando de él mientras se frotaba la nuca tímidamente.
Merlín, querías chuparle el puto alma.
- ¿Estás segura de que puedes manejarlo, bebé?- preguntó, y pusiste los ojos en blanco, deslizándote de rodillas frente a él, haciendo que él abriera un poco las piernas para que pudieras caber.
Parecía casi majestuoso, sentado encima de ti... solo su mirada te dejaba dolorosamente excitado, frotando tus muslos para tratar de aliviar algo de la presión que se estaba acumulando allí de nuevo...
- Obviamente.-
- ¿En serio estás teniendo una actitud conmigo en este momento?- él preguntó, y usted asintió.
Por supuesto que lo estabas, eso era parte del canto y el baile.
- Mhm- respondiste, y él se burló, apoyándose en sus manos.
