- Ah- tu gemido entrecortado rompió la tranquila quietud de la habitación.
Acostada boca arriba, desnuda, con las piernas abiertas es donde ahora te encontrabas. Había un poderoso agarre en cada uno de tus muslos por parte de las manos de Loki que los separaba para que su cabeza pudiera descansar cómodamente entre ellos mientras se arrodillaba a los pies de la cama. Su nariz prominente estaba enterrada contra tu clítoris mientras la punta de su lengua jugueteaba en círculos alrededor de tu dolorido agujero antes de empujarlo dentro. Se podía escuchar la respiración exhausta saliendo de ti como ya habías corrido más de una vez, pero eso no fue suficiente para el príncipe codicioso y travieso; necesitaba más, necesitaba arruinarte por completo.
- Joder- gemiste mientras volvías la cabeza para morder su almohada, aferrándote a ella con tus manos temblorosas como si fuera tu vida mientras el dios acurrucado entre tus pliegues resbaladizos estaba tratando de succionar tu alma- Demasiado, demasiado- gritaste mientras tus caderas se sacudían en su rostro.
Tus protestas hicieron poco para satisfacer la insaciable lujuria salvaje de Loki de dejarte como una ruina incoherente y lloriqueante. Su cara estaba tan profundamente enterrada en ti que apenas podía respirar, pero nunca se había sentido más viva. La forma en que te sentías, la forma en que sabías, la forma en que tus caderas se retorcían contra sus movimientos, todo trabajaba en conjunto para alimentar sus pasiones. De rodillas entre tus piernas era su lugar favorito para estar, escuchando esa sinfonía que harías mientras él sacaba cada delicioso orgasmo una y otra vez hasta que tus rodillas temblaban violentamente contra su cabeza, amenazando con sujetarlo y mantenerlo encerrado. Tu coño así expiró, sería una muerte gloriosísima.
Soltando el agarre de la almohada, bajó la mano y entrelazó los dedos entre sus rizos negros. Su cabeza siguió meneándose incluso cuando tu mano descansaba allí un momento.
- Por favor- suplicaste patéticamente mientras intentabas apartarlo de ti sin entusiasmo, pero fue en vano.
Aquí no se encontraría piedad; Loki se detendría cuando quisiera y ni un segundo antes.
Las manos de Loki se movieron hasta tus caderas y, una vez alrededor de ellas, tiró hacia abajo para unir sus labios con seguridad a tu centro. No ibas a ninguna parte en este punto y lo único que podías hacer era prepararte mientras el calor en tu estómago se hacía más y más fuerte, los dedos de tus pies se enroscaban con cada embestida de su lengua. Pequeñas gotas de sudor salpicaron tu cuerpo mientras te quemabas bajo su toque y él sonrió contra tu abertura por lo duro que estaba trabajando tu cuerpo. Dioses, ¿había algo más hermoso que el desastre que estaba haciendo contigo?
Tus ojos se cerraron con fuerza mientras tu cabeza caía hacia atrás mientras otra vibración de placer arqueaba tu espalda golpeando tu clítoris y te mordías el labio inferior con fuerza, tratando de recordar cómo se suponía que debías respirar cuando tu cerebro había perdido todas sus funciones. El ritmo intenso de Loki nunca disminuyó incluso cuando te retorcías violentamente sobre su rostro, tu dulce néctar cubriendo sus mejillas en el bautismo más pecaminoso. La presión era abrumadora y tus caderas se mecían con él, el dolor de la sobreestimulación se convirtió una vez más en placer mientras tu cuerpo se preparaba al borde de la liberación.
- Vas a ser mi muerte- gritaste, las lágrimas picaban en tus ojos mientras el calor crecía hasta llenar todo tu torso.
Las uñas de Loki estaban perforando la piel de tus caderas mientras con unos pocos trazos más deliberados de su lengua en tu centro y una caricia de su nariz contra tu clítoris te atravesaba y tu trasero se levantaba de la cama mientras tu orgasmo te atravesaba con fuerza. Tus muslos se cerraron alrededor de sus orejas, bloqueándolo contra ti y, sin embargo, no se detuvo. La totalidad de tu orgasmo lo pasaste con él lamiendo y chupando hasta que te hundiste en el colchón, completamente agotado sin nada más que dar.
Mirando hacia abajo con ojos exhaustos, viste al demonio emerger de tus pliegues como si estuviera en éxtasis, con una sonrisa en su boca que aún brillaba en la tenue luz con tu mancha. Loki usó el dorso de su mano para limpiarse la cara antes de pasar los dedos por su cabello desordenado para quitarlo del camino; se había vuelto bastante despeinado durante la conquista de tu coño.
- Bastardo- gruñiste a través de respiraciones pesadas antes de darle una sonrisa débil.
- ¿Todavía te queda algo de lucha, mascota?- Loki retrocedió mientras se arrastraba por la cama para acostarse a tu lado.
Sus dedos dibujaron círculos perezosos a través de tu abdomen.
- No debo haber terminado mi trabajo todavía; no estás agotado como me gustaría. No te preocupes, mi hambre no conoce límites cuando se trata de ti. Haré que no puedas levantarte de mi cama ni siquiera por la mañana-
