Aemond Targaryen-La Casa Del Dragon

4.9K 160 1
                                    

Resumen: Aemond se opone cuando cierta dama coquetea durante una celebración.


- Su gracia-

La reina Helaena te sonrió, cuando te levantaste de tu reverencia, pudiste ver a su hermano, no a su esposo, de pie unos pasos detrás de ella.

‐ ¿Su Gracia esta indispuesto?-

- El rey está cazando- dijo el príncipe.

Ignorándolo, aceptaste el abrazo de la Reina y dejaste que te guiara a ver a los niños, lo que siempre fue lo más destacado de tus visitas a Desembarco del Rey.  

La pequeña Jaehaera inmediatamente levantó los brazos en el aire para que la levantaras y tú rebuscaste en tu bolsillo un dulce para ella.

- Te traje unas lindas cintas para tu lindo cabello- agregaste, dándole un apretón- Y tú- te volviste hacia su hermano Jaehaerys- ¡Te tengo barcos!- sacaste dos pequeños barcos de juguete que habías hecho tallar para él y el niño te dio un abrazo antes de que ambos niños se fueran a jugar con su niñera.

- Son realmente una delicia-

Helaena sonrió.

- Son las estrellas de mi vida-

Bueno, no es como lo sería tu marido.

Después de la cena, estabas sentado frente a Aemond, quien te miraba cada vez que mirabas en su dirección. Por el rabillo del ojo, podías ver que el chico Lannister se dirigía hacia ti, y te preparaste para la conversación que se avecinaba.

- Mi señora- dijo tomando su mano- Usted está más radiante cada vez que la veo-

- Me atrevo a decir que le he oído decir eso a varias damas antes, mi señor-

Tuvo la gracia de parecer avergonzado, pero no detuvo sus esfuerzos.

- Simple práctica para cuando realmente encuentre una dama digna de las palabras- besó el dorso de tus manos y quisiste limpiarlas en tus faldas- Puedo hablar con tu padre, sé que una vez que estemos juntos seremos la pareja más espléndida de Westeros-

- Mi señor, ha tenido mi respuesta al respecto, y sigue siendo la misma-

Más de una vez habías rechazado sus intentos de hacer una alianza, y tu padre, indulgente como era, le había dicho que a menos que le dieras permiso, su demanda no sería bienvenida.

En un instante, su comportamiento pasó de almibarado a desdeñoso.

- Bueno, entonces, no perderé más mi tiempo- izo una reverencia, pero antes de darse la vuelta, dijo en voz bastante alta- No sabes lo que te estás perdiendo-

Te paraste, mirándolo con una sonrisa que no llegaba a tus ojos.

- Estoy segura de que sé lo que me estoy perdiendo, mi señor, por eso he dicho que no- tu voz se transmitió claramente a través de la habitación- Dos veces- escuchaste risitas ahogadas y luego decidiste tomar un poco de aire fresco, dejando al joven congelado en su lugar mientras salías de la habitación.

Por el pasillo oscuro, pasaste una mano por tu cabello cuando llegaste a un rincón, pero luego te encontraste tirado contra un cofre sólido y cálido.

- ¿Disfrutas ignorándome?-

Tu corazón comenzó a acelerarse inmediatamente cuando una mano se envolvió alrededor de tu garganta y la otra comenzó a levantarte la falda.

- ¿Coqueteando con ese imbécil?-

- Si llamas a eso coqueteo, me pregunto a qué llamarías insultar-

La mano alrededor de tu garganta se apretó, los bordes de tu visión se volvieron borrosos por unos segundos antes de soltarte. Inmediatamente te diste la vuelta y quedaste atrapado entre la pared lateral y Aemond, quien deslizó un muslo entre tus piernas, dejando espacio para que su mano comenzara a tocarte.

Tus manos se aferraron a sus hombros mientras sus dedos largos y diestros iniciaban un ritmo lento y enloquecedor, lo suficiente como para provocarte, pero no lo suficiente como para dejar que te corrieras.

- Aemond- susurraste.

- Tan mojado, tan listo para mí. ¿Estarías así de mojada por ese perro Lannister?-

- No, nunca- respondiste- Para nadie más-

Retiró su mano y tú gimoteaste, pero te dio la vuelta y sentiste que te subían las faldas hasta que tu trasero quedó desnudo. Abrió tus piernas con su pie, acarició tu trasero, apretando hasta que te retorciste.

- Mi belleza- murmuró en tu oído- Pon tus manos en la pared-

- Aemond, yo...-

Una bofetada fuerte y punzante cayó sobre tu trasero y tuviste que apretar los labios para no gritar.  

- No estaba preguntando-

Jadeando de necesidad, hiciste lo que te pedía, colocando tus manos en la pared de piedra, y pronto lo sentiste, duro y listo para ti, cuando comenzó a penetrarte. Inclinaste las caderas hacia atrás, queriendo más de él, y de nuevo, una fuerte bofetada aterrizó en tu trasero.

- No lo hagas, no te nuevas‐

Hiciste todo lo posible por quedarte quieto mientras él comenzaba a follarte, la fuerza de sus embestidas hacía temblar tus muslos. Presionaste tu frente en tus puños, el calor de las lágrimas comenzó a florecer detrás de tus párpados.

- Debería obligarte a resistir- murmuró- Obligarte a ir a tu cama, sola. Sin venir. No dejar que te toques en toda la noche-

Tu gemido fue mayormente amortiguado por tu propio brazo.

- Pero seré amable contigo- agregó, saliendo de ti y dándote la vueltaEnvuelve tus piernas a mi alrededor-

Obedeciste, ahora desesperada, viendo como entraba en ti. Cuando volviste a mirar hacia arriba, sus ojos brillaban con lujuria, necesidad. Con amor.

- Por favor, Aemond- susurraste, acercándote a él.  

Esta vez, dejó que lo envolvieras con tus brazos, tomó tu boca con la suya y comenzó a bombear dentro de ti nuevamente. Estaba creciendo aún más duro dentro de ti y el pensamiento de este hombre que amabas, el hombre que algún día sería tuyo, necesitándote, deseándote, te envió al límite. Puso su mano sobre tu boca cuando llegaste, enterró su rostro en tu cuello cuando te siguió.

Fue largos segundos después cuando tus pies tocaron el suelo de nuevo.  

- ¿Cuándo regresa tu padre?-

- Tres días-

Aemond dejó escapar un largo suspiro, estabilizándose.

- Tres dias mas. Y luego le pediré tu mano-

Abrió sus brazos para ti e inmediatamente, te hundiste contra él, el latido de su corazón contra tu oído.

- No puedo esperar-

Lo sentiste reír.

- Como vemos claramente, ninguno de nosotros puede esperar- se apartó para besarte la mejilla con tanta ternura que cerraste los ojos y suspiraste.

- Te adoro, mi belleza. Mi corazón-

Sonriendo, le das un suave beso en los labios.

- Mi dragón-

One shot- Smut ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora