The Magic House | Hunter

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Episodio 1; The Magic House

En la penumbra del bosque, unos ojos misteriosos se ocultaban, observando a una niña que jugaba despreocupadamente en el parque con sus amigos. Alrededor de su cuello colgaba una amatista de un tono púrpura casi diáfano, adornada con finos destellos plateados, un regalo de un pariente cercano, inusual para una infancia común.

Tras percatarse del señor quien la acechaba a lo lejos, una mirada de duda fue lo que adornó su rostro, decidiendo alejarse y volver con sus padres para irse a casa, olvidado por completo el rostro del hombre, tan solo recordando su mirada tan... Extraña.

—¡Te lo digo en serio! —exclamaba una joven de cabello castaño, agitando su celular—. ¡No es un juego! ¡Regresa a casa ya! ¡No tengo tiempo para esto! —insistía con creciente exasperación—. ¡Te prometo que no les diré a tus padres!

—Mentirosa —susurraba para sí la adolescente de 16 años, oculta en la copa de un árbol, observando cómo su niñera pasaba por debajo sin percatarse de su presencia.

A sus 16 años, contaba con una niñera, o más bien, una tutora, una joven de 21 años encargada de su cuidado mientras sus padres estaban de viaje, una constante en su vida. Aquel día, sin embargo, todo parecía ir mal. Había sido enviada a la dirección por haber roto la nariz de una compañera con una pelota, justificándose con un simple "No dejaba de hablar", lo que llevó a la inevitable llamada a su tutora.

Una vez que su tutora se distanció, la joven aprovechó para descender del árbol y buscar el camino de regreso a casa, indignada por la injusticia de involucrar a sus padres, cuando ella era la afectada, nadie asumía las consecuencias. Pero en un giro inesperado, un animal astuto le robó la amatista de su cuello, un búho que atrajo su atención con su peculiar sonido.

—¡Espera! —gritó, persiguiendo al ave que se elevaba entre los árboles.

—¡¿______?! —la voz de la tutora resonó, instando a la joven a seguir al búho sin importar las consecuencias.

Guiada por el impulso de recuperar su collar, un objeto de gran valor sentimental, la chica se adentró en una parte desconocida del bosque, donde se topó con una cabaña misteriosa, refugio del búho ladrón.

—No puede ser verdad —murmuró, temerosa pero decidida, ajustándose la ropa antes de entrar con su celular en mano, esperando encontrar oscuridad.

Para su asombro, el interior albergaba una variedad de objetos: celulares, libros y trastos aparentemente sin valor, despertando su curiosidad. Se ocultó rápidamente al oír voces extrañas afuera, capturando al búho y exigiéndole la devolución de su collar. El canto del ave alertó a las voces, que entraron y encontraron al indefenso búho en el suelo.

Con la intención de huir, intentó dirigirse a la puerta, pero esta se transformó en un maletín, forzándola a permanecer oculta entre el caos. Era cuestión de tiempo antes de que el búho revelara su escondite. Su primer instinto fue saltar y correr hacia la salida, pero su intento fue en vano, ya que una mujer la agarró de la ropa, impidiendo su escape.

—¿A quien tenemos aquí? —preguntó Eda, elevando a la joven con una mirada inquisitiva—. ¿Acaso es otra humana?

—¿Una humana? —repitió Luz, asomando su cabeza con sorpresa al reconocer a la recién llegada.

—¿Dónde? ¿Qué? —exclamó King, trepando a la cabeza de Luz—. ¡Una nueva súbdita! ¡Inclínate ante el rey de los demonios, simple mortal!

—Sí, claro... una súbdita —murmuró la joven, antes de soltarse y huir velozmente, esta vez con éxito.