05. Coeur mort

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31 de octubre, 1825
Rocamadour, Francia

Se rumoreaba que todos los años durante la noche del treinta y uno de ocubre, había una critura que salía en busca de venganza y no descansaba hasta tener sus manos manchadas de la sangre de las personas que le arrebataron en algún momento todo lo que él amaba.

Cuentan por las calles que se trataba de alguien cruel y despiadado. Alguien que poseía la sangre más fría alguna vez vista en la historia. Alguien que no se marchaba satisfecho hasta que escuchaba a todas y cada una de sus víctimas rogar por su vida, pedir clemencia al desconocido asesino y suplicar piedad al cruel hombre.

Lo apodaban 'L'ombre bleue'.

Sin embargo, pronto la leyenda urbana cambió cuando la sociedad se dio cuenta de que aquel asesino no solo regaba sangre una sola noche en todo el año, sino que lo hacía cualquier día, siempre y cuando el sol se encontrara oculto.

Lo que comenzó como una popular leyenda de noche de brujas con la cual los padres asustaban a sus pequeños, se convirtió en una realidad que comenzó a cobrar la vida de múltiples personas.

Así comenzó a cundir el pánico.

De la noche a la mañana, L'ombre bleue, se hizo famoso por cazar miembros de la realeza y escabullirse como si se tratara de una sombra.

Por esas mismas razones, en las calles habían comenzado a llamarlo de aquella manera.

Cada persona poseedora de la particular sangre azul caía eventualmente en sus redes. El asesino lo disfrutaba. Escuchar las estrategias que se implementaban, observar la seguridad aumentada. Le divertía a sobremanera.

Porque sabía que cualquier maravilloso intento de atraparlo era simplemente en vano.

Nadie sabía de quien se trataba. Nadie había visto su rostro alguna vez. Jamás lo habían atrapado in fraganti. No sabían donde se encontraba.

Buscarlo era inútil.

Porque en realidad, se encontraba más cerca de lo que pensaban.

Porque él siguió el consejo que alguien muy sabio le dijo alguna vez: si alguna vez deseas esconderte, asegúrate de que sea a la vista de todos.

Porque él siguió el consejo que alguien muy sabio le dijo alguna vez: si alguna vez deseas esconderte, asegúrate de que sea a la vista de todos

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Una, dos, tres campanadas escuchó antes de que todo a su alrededor se quedara en un sepulcral silencio.

Jungkook apretó entre sus dedos la madera de la puerta que aún estaba sosteniendo. Ni siquiera le prestó atención al ruido seco que hizo su celular al impactar con el suelo cuando en su aturdimiento lo dejó caer.

La ley del todo o nada [kookmin] (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora