09. Pétales sanglants

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27 de diciembre, 1825
Rocamadour, Francia

Eran las diez de la noche.

La oficina del Jefe de Oficiales se encontraba apenas alumbrada por una lámpara de aceite que estaba en una esquina del viejo escritorio.

Los papeles estaban desparramados por todos lados y el hombre sentado detrás del mueble frotaba sus sienes con ambas manos en un intento de apaciguar la punzada de dolor que estaba sintiendo por no haber parado de leer y leer los documentos que consideró pertinentes para realizar de manera adecuada su reciente labor como policía, no solo en relación a la serie de asesinatos, sino el cualquier otra situación que se presentara en aquel pueblo y en la cual se viera obligado a intervenir como oficial.

Con el paso de los días, Jungkook se dio cuenta de que no se trataba de un trabajo tan difícil como había considerado en un principio. Al parecer Rocamadour era un pueblo pequeño bien educado que seguía las leyes y normas al pie de la letra. No había asuntos con los que tratar todos los días y eso le ayudó a concentrarse en lo que verdaderamente le importaba.

L'ombre bleue.

Para ser franco, consideraba que aquel era un nombre bastante original. El primer día que lo había escuchado no le tomó la debida atención que realmente se merecía. Solo un par de noches atrás, él había pensando en ello más a fondo.

Durante el tiempo de su estadía en ese lugar, había intentado recopilar todas las pistas que apuntaran a revelar la identidad del asesino, incluidas aquellas que parecían absurdas y sin sentido.

Como ya había pensado una vez, tenía todas las piezas del rompecabezas al alcance de su mano. Solo debía armarlo.

Comenzó con lo más trivial que se le pudo ocurrir: su nombre.

L'ombre bleue o La sombra azul, era el apodo con el cual el homicida se ocultaba y lograba pasar desapercibido. Por un lado, 'La sombra' era un sobrenombre digno del criminal, pues no solo había logrado burlar la seguridad de personas importantes para escabullirse en sus hogares y asesinarlos de la manera más silenciosa posible, sino que también había sido capaz de perderse entre las sombras de la noche, haciendo prácticamente imposible su captura.

Sin embargo, lo que le llamaba la atención era la palabra 'azul' que complementaba el apodo. Jungkook no sabía el porque de la elección de tan distinguido color para describir a La sombra.

Fue esa misma tarde que compartió aquella inquietud con su ahora amante y al escuchar el razonamiento de Jimin, quiso golpearse a sí mismo en la cara.

Había sido tan obvio que se sintió idiota al no pensar en las opciones que el chico le había propuesto con inseguridad.

"La sombra azul" había repetido Jimin con la mirada pegada a la pared, pensando en una respuesta que pudiera acabar con la incertidumbre de su papillon. Un segundo después chasqueó sus dedos y se giró para mirarlo con el entusiasmo de un pirata que había encontrado el tesoro perdido "¿todas las víctimas están relacionadas con la realeza?"

Jungkook había asentido con una mueca después de echar un vistazo a los registros de las víctimas que guardaba.

"A excepción de mi padre y Yoongi, todas tenían un puesto en los altos mandos o eran reconocidos millonarios afortunados" fue la confirmación de Jungkook con un tono de voz distraído, pero Jimin negó con su cabeza y se acercó a donde él permanecía sentado detrás del escritorio.

La ley del todo o nada [kookmin] (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora