capítulo 3

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-buenos días majestad. -me asuste porque es a no era la voz de Azael. Era un señor no muy mayor de unos 50 años con el cabello marrón y ojos negros.

-lamento asustarla, pero el señor Azael la está esperando para desayunar.

Entonces entendí lo que había hecho, ya les había contado a todos los del palacio nuestra gran mentira, nuestra farsa mientras mi padre andaría en el calabozo.

-de acuerdo, pero le ruego por favor que me dé un espacio paran vestirme.

-como desee majestad.

Cuando se fue y por fin me vi al espejo, vi la realidad, en realidad estaba hecha un desastre mi cabello pelirrojo estaba desoredenado,que digo, parecía un nido de pájaros, mi vestido dorado que tanto me había costado hacer y eso no era lo peor, lo peor es que estaba cubierta de sangre y moretones de las palizas que me dio Damaris.

Realmente siento pena por ella, pensaba mientras arreglaba mi cabello con una diadema verde.

Perdió al amor de su vida, ella siempre me conto cuanto amaba a mi hermano a pesar de sus defectos.

Pero, mientras me ponía el corse y un vestido largo y sencillo color verde con un gran lazo adornándolo, también pensé lo peor o tal vez lo que siempre pensé y es que... nunca pensé que su amor fuera reciproco, ella me contaba lo bien que la trataba y lo mucho que la quería, pero nunca, JAMAS, me conto sobre alguna pelea, decía que ellos nunca peleaban, lo cual era raro porque todas las parejas peleaban, al menos en los libros que leía, aprendí que las parejas no eran perfectas.

Y eso...

Que nunca discutieran...

El amor da asco.

Yo nunca me enamorare.

...........

Cuando llegue al gran comedor, note que estaba diferente a como lo recordaba, era obvio habían pasado 15 años, pero ¿paredes color crema en vez de blancas? ¿cortinas rosa pastel? ¿los ventanales enormes abiertos dejando la sala llena de luz?

-Azael. Lo llamé educadamente, cuando lo vi sentado a la derecha, De donde debería sentarme yo.

- ¿Qué? -respondió tan tranquilo

- ¿acaso hechizaste a todo aquel que habita en el castillo?

-solo a los humanos, recuerda que por tu culpa mi poder se limita, en este caso, solo s los de mente débil, como los humanos.

Iba a comer algo de fruta que estaba en la mesa cuando me surgió otra duda.

- ¿Dónde dormiste? -no era que me preocupara, solo que no sé dónde anduvo toda la noche.

-no dormí, ¿sabes? tú padre es muy ruidoso, no dejo de insultarte en toda la noche. Y no te preocupes por mí, nunca.

-ah. -no sabía que decir respecto a mi padre, claro que se merece lo peor, pero me siento mal por desearle la muerte, porque matar a alguien o desearle la muerte a tu propio padre era malo ¿no?

-deberías relajarte un poco

-y tu deberías dejar de leerme la mente. Mm a propósito ¿Cuál es la parte del trato que debo cumplir? ¿entregar mi alma?.-mire como se rio fuertemente para luego decirme.

-majestad, ¿por qué querría tu alma? Tengo cientos de almas en el infierno de todo tipo, oscuras, puras, grises quizás deberías dejar de leer esos cuentos de hadas y enfocarte en mí. Que yo si soy real.

- ¿entonces si no quieres mi alma que quieres?

-lo sabrás luego de tu entrenamiento.

- ¿entrenamiento?

Mi infierno contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora