Capítulo 25

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cuando llegamos a la torre,me estaban esperando.

-¿todo bien? .-pregunto Azael.

asenti.

–hagámoslo rápido entonces.-dijo damaris y como no podía ser de otra forma Remial empezo a reirse como estupido malpensando la frase.

-¿contigo?no gracias antes me voy con el estupido de tu ex que esta como un tren.

-lo que esta lorcan es loco.-dijo Azael

-si,loco de amor por esa estupida que encima es como una copia barata de mi.-comento Damaris

-si,se nota que te mueres por ese hermoso cabello castaño que siempre anda revuelto por causa de su movimiento constante y sus ojitos dorados.-dijo Remial y junto sus manos y apoyo su cabeza en ellas mientras hacia un pestañeo exagerado hacia Damaris.

-¿pueden callarse?no cuanto tiempo hasta que el sol se ponga.-y esa era una de las pautas que tenia que tener el ritual.

ritual que en el momento que todos nos quedamos callados,ya no había ni pisca de risa.

empezamos haciendo un circulo y nos tomamos de las manos.

pusimos la sangre en el medio y empece a recitar unas cuantas frases en latin.

"o mi Diabolus potens esto misericors et aperi ianuas domus tuae"

oh mi poderoso diablo se piadoso y ábrenos la puertas de tu hogar.

esperamos....

y nada.

absolutamente nada.

-quizá sea mi sangre,no soy un demonio completo.-dijo Azael y yo le conteste.

-podría ser ¡pero eres descendiente directo de tu padre!

-mejor dejemoslo para otro dia lo volvemos a intentar.-dijo Remial cuando el piso empezo a temblar y literalmente caímos al vacío.

a una oscuridad profunda,donde todo lo que podíamos ver era a todos nosotros mismos cayendo y cayendo viendo el resto del lugar,la torre,cada vez más lejos mientras veiamos todo negro.

hasta que aterrizamos en una especie de piso negro y digo especie porque estaba segura que esto no era un piso,si no un vacio negro o por lo menos,cuando me intentaba imaginar el vacio,así me lo imaginaba.

en el momento que miramos a la derecha,apareció una puerta y de ahí salio un desarreglado diablo con su pelo hecho una melena y sus ojos tan celestes como los de su hijo.

nos miro,

y como si no le importara (cosa que estaba fingiendo,se notaba en su expresión)

dijo:

"¿que hacen aquí?"

frunció el seño.

y ahí comenzó todo.

había llegado el momento de convencerlo de entrenar y haría lo que sea para convencerlo.

Mi infierno contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora