Capítulo 9

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Amanecí con pequeños toquecitos en la mejilla.

-basta Azael, déjame dormir.

Toque, toque.

-debemos volver antes de que amanezca del todo. -reaccione de a poco, tratando de organizar en ideas todo lo que sucedió ayer.

No obstante, lo único que tenía en claro eran dos cosas.

Primero, qué tal vez no conocía tanto a Damaris como creía.

Y dos, que, aunque no conozca ni la mitad de lo que es Azael, ya no quiero separarme de él, digo nunca nos hemos separado, pero. Tal vez sea esa curiosidad incesable que me atrae en su ser o el simple hecho de que, para que negarlo, me atrae de sobremanera. Pero no quiero separarme de él, al menos no ahora, ni en un futuro cercano. Aunque tengo miedo, últimamente lloro mucho y tengo miedo de todo.

Por el futuro, las mentiras, y lo que me deparara él es lo que más miedo me daba.

¿Qué iba a hacer si la verdad que me ocultaba Azael me destrozaba aún más? Por un momento lo pensé, pero si él dijo que soy fuerte, yo creo que soy lo suficientemente fuerte para asimilarlo.

Sea lo que sea lo que me esconda.

Una vez en el carruaje, pregunte.

-Azael, ¿era verdad lo que dijiste?

- ¿Azael...? -voltee mi mirada de la ventana, un poco inquieta por si se hubiese marchado, pero solo estaba dormido.

.......................

Una vez en el palacio, los sirvientes nos sirvieron la comida, ahora que entendía porque no había más sirvientas en el castillo, empezaría contratando a algunas.

Siempre servían demasiada comida por lo que les diría más tarde que dieran lo que sobrara a los huérfanos o gente de la calle que en verdad necesitara comida para sobrevivir y no por el simple gusto por la comida.

Desayunos en silencio, ambos no habíamos descansado bien.

Bueno, en todo caso hasta que sucedió lo inesperado, pero a la vez tan esperado por mí.

-bueno señorita. -bostezo-si lo deseas puedes dormir o si no...tal vez esté dispuesto a responder algunas preguntas.

- ¿de verdad? -dije bostezando, se me había contagiado el bostezo. - ¿sin trampas ni nada, señor soy el malo del barrio?

-en realidad, si tengo una, minúscula pero tal vez molesta condición. -dijo y una vez retirado su plato de desayuno vacío, se inclinó hacia mi apoyando los codos en la mesa. -¿estarías dispuesta a ir al jardín real?

- ¿Por qué no querría ir al jardín al que...- "vamos todos los días a entrenar" pero mi pregunta quedo en el aire viendo que no se refería a ese jardín, si no al principal?

-eso...-dijo relamiéndose los labios disfrutando con mi sufrir.

- ¿no querrás que vuelva al lugar donde estuve 15 años encerrada, cierto?

-bueno, técnicamente no estarías dentro de la torre, además ¿Qué de malo podría pasar? Ahora estas a salvo.

-bueno...si, pero...

- ¿no tendrás miedo o sí? -pregunto fingiendo una cara inocente.

-de acuerdo. -

- ¿segura?.-dijo ya invadiendo mi espacio personal.

-sí, ya vámonos.-me pare provocando que se caiga, provocándome una risa.

-si,si,riete lo que quieras, majestad.-dijo con un sarcasmo que no me gusto porque....

-claro que soy tu majestad, trátame como tal.-yo si soy su maldita reina.

-y yo si soy tu maldito rey, así que trátame como tal.

-tú no eres rey ni de tu propio infierno. -no sé porque lo dije, simplemente quise devolverle la puja.

Pero sus ojos celestes por un momento me pareció que se oscurecían a un azul mar.

Llegamos al jardín principal y no sentí nada malo como pensé que iba a sentir, había un montón de flores y arbustos perfectamente cortados, así como arreglados.

A parte de eso, si mirabas hacia arriba, te encontrabas con mi torre.

Era bonita, claro que siempre de lejos.

Mi torre estaba unida a la fortaleza del castillo, justo donde dormían los guardias, ahora por fin entendía porque había tantos guardias, no era solo por mi seguridad, si no porque ese era el lugar donde Vivian, donde entrenaban.

-ah si, ese lugar es la fortaleza allí entrenan. -

-los guardias, sabes no tienes que repetir como un lorito mis pensamientos, no eres un guía turístico.

-cierto, olvide que estaba hablando con su majestad belladona Hendrix de Elora mitad bruja, mitad humana, pero increíblemente inmortal que no me deja leer sus pensamientos.

Le di un pequeño golpe en la cabeza.

-auch ¿y eso a que vino?

-a veces te pasas de listo. Como sea, ¿Qué eso que tienes que decirme?

- ¿en serio no recuerdas nada?

- ¿de qué hablas?-respondí tan rápido que no sé cómo me entendió.

-de tú y yo belladona de que nos conocemos hace mucho tiempo.

- ¿hablas de vidas pasadas? -pregunte entre curiosa y confundida

Me miro con sus intensos ojos y luego procedió a agarrarme de las manos suavemente.

-hablo de esta vida belladona, aquí nos conocimos.

-no te entiendo, ¿hablas de la torre no?

-sí, es decir no. nos conocimos en la torre, pero muchos años atrás, cuando ambos teníamos 5 años humanos. Belladona, debes recordar, aunque sea algo. -dijo y me quiso llevar hacia la torre a lo que mi instinto fue quedarme estatua en mi lugar.

- ¿belladona? -pregunto con voz suave, al ver que no le seguia,tambien pude notar cierta desesperación.

-no voy a ir hacia ese lugar. -dije resaltando "ese"

-pero, bella...

- ¡no me llames así, odio completamente ese diminutivo y esa maldita torre!

-discúlpeme señorita..ahm..belladona, si me das un momento prometo explicarte todo sobre mi, incluso lo malo, lo no tan malo y lo bueno que fue conocerte desde un principio.

Respire, inhalé y exhale varias veces, hasta estar más calmada.

Cuando oí otra voz.

-al fin estas aquí.

- ¡belladona! -grito Azael antes de desmayarme. 

..................

nota de la escritora:¿quien será esa voz? uyyy lo que se viene en los próximos capítulos.

en multimedia más o menos como imagino al castillo.

Mi infierno contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora