Capítulo 5

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Querido diario: hoy sería mi coronación, para mi suerte, me dejaron hacer mi ropa justo para este día con la condición de que de que el vestido tenía que ser largo y elegante y claro que así lo hice, digamos que agarre el vestido rojo de lo que usaría para su boda y le hice, algunos arreglos empezando por el escote en forma de corazón que tuve que agrandar con un poco de tela porque mis pechos no eran precisamente los más pequeños, además borde algunos detalles en dorado y quedo fantástico, no obstante debajo de la falda le agregue un pequeño detalle, un secretito mío y del liguero rojo con bordados negros donde escondía una pequeña daga, por si las cosas se tuercen.

Claro está, que espero no usarlo.

No puedo escribir mucho hoy me tengo que ir ¡adiós!

Escribí eso en mi diario y lo recalco, porque no volvería a escribir hasta en unos días.

Cuando baje a almorzar fue bastante aburrido ni relevante, charle con los reyes de Aiyana quienes solo preguntaron dónde estaba el rey y yo contestaba muy "triste" que el rey había muerto el día de los ataques de unos rebeldes hechiceros junto a mi hermano.

Y me creían, pero decían que tal vez aun no estaba capacitada para una alianza.

¡ja! Si supieran....

En la noche ya con un montón de más reinos y pueblos como el mío, Azael me ayudo ofreciéndome su mano enguantada en un guante negro y yo acepte un poco a regañadientes, porque quizás a veces sentía que no podía hacer nada Sola, y eso me frustraba.

El tiempo transcurrió con normalidad y hasta se puede decir que la pase bien.

Probe el vino por primera vez y casi me emborracho de no ser por Azael, quien me detuvo y me junto a su pecho quien iba esta vez también de negro con un pedazo de tela blanco en el centro y por último una chaqueta negra con bordados dorados hecho por mi aposta para que combinen bailamos, reímos y hablamos de cosas banales, nada de "eso".

Cuando llego la hora de dar mi discurso, me puse super nerviosa.

Soy malísima hablando con personas, a pesar de que practique, ¿Qué iba a decir?

Cuando Azael ordeno silencio las personas fueron callando poco a poco.

Esa era una de las cualidades de Azael. Tenía la capacidad de dar órdenes y que lo obedecieran si o si sean cuales fueran sus consecuencias, algunos lo llamarían mezquino, pero yo lo llamo capacidad de liderazgo.

-ahora que finalmente callaron, podremos empezar mi nombre es belladona Hendrix de Elora y mis propuestas son abrir un comercio más grande en nuestra frontera para que las personas que pasen por ahí quieran pasar a nuestro reino, dos embellecer...

- ¿y quién va a querer venir a nuestro reino?¡eres una bruja, nadie va a querer venir! Solo mira a tu alrededor muchacha, mira los pocos que somos y los pocos reinos que están dudo mucho que quieran hacer alianzas con un reino maldito y encima con una bruja como reina. Yo digo que la que. -interrumpió Azael al hombre grosero y mal educado.

Yo en ese momento no me salían las palabras para contestar.

-esta señorita de aquí es la única a quien le importa su estúpido reino señor sin importancia en la monarquía, asimismo también es la única que puede llevar esa corona. -apunto hacia la vitrina en donde tenía una corona gris, plateada y rojo escarlata. Que era algo representativo ya que podía usar la corona que quisiera según como fuera vestida, pero solo la reina podía usar una corona de tan alto calibre.

-de sobremanera también debe quedarle claro que la "bruja" que ustedes ven aquí tiene sentimientos, sentimientos que podrían ser mortales para cada uno de ustedes, ya la han visto triste, feliz. Pero no querrán verla enojada.

Mi infierno contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora