Alex estaba de pie en medio del salón de su casa, maldiciendo en silencio a la multitud allí reunida. Las horas diurnas eran las únicas que podía pasar con Pipes para intentar mejorar su compenetración. Sabía que aquella misma noche, ella iba a deleitar a todos los presentes con su belleza y su personalidad.
Piper era una criatura muy sociable, a la que gustaba pasar el tiempo en compañía de los demás y, hasta que ella tuviese la ropa apropiada, no podía acompañarla. Así que había decidido aprovechar al máximo los momentos que pasaba con ella e iba a proponerle llevarla de picnic. Pero entonces empezó a llegar gente. Su hogar se llenó de visitas de curiosos que querían verla y presenciar el estado de su escandaloso matrimonio.
Resignada, observó cómo su esposa servía el té a las mujeres presentes. Estaba sentada en medio del sofá, rodeada de rubias y morenas que palidecían al lado de su melena de color dorado. Llevaba un vestido de cintura alta de color crema, un tono que combinaba a la perfección con su piel blanca y su cabello radiante. En aquel salón, decorado con telas de damasco azul, Piper estaba en su elemento y Alex supo que, al margen de los motivos que la habían llevado a contraer matrimonio con ella, Pipes había sido una excelente elección. Era encantadora y muy bien educada. Para encontrarla, le bastaba con seguir el sonido de las risas. La gente siempre estaba contenta cuando ella se hallaba cerca.
Como si hubiese notado que la estaba mirando, Pipes levantó la cabeza y sus ojos se encontraron. Un ligero rubor se extendió por su escote hasta alcanzarle las mejillas. Alex le guiñó un ojo y le sonrió, sólo para que ella se sonrojase más.
¿Cómo se le había pasado por alto hasta qué punto Piper destacaba por encima del resto de las mujeres?
Ahora le resultaba imposible no darse cuenta. Le bastaba con estar en la misma habitación para que le hirviese la sangre, una sensación que había creído que no volvería a sentir nunca. Ella intentaba mantener las distancias e iba pasando de una habitación a otra, pero ella la seguía porque necesitaba avivar la llama que ardía siempre que la tenía cerca.
—Es muy guapa, ¿no cree?
Alex se volvió hacia la mujer que tenía al lado.
—Sí lo es, excelencia. —Sonrió al ver a la madre de Pipes, una mujer de famosa belleza. Estaba claro que su esposa iba a envejecer bien—. Se parece a su madre.
—Guapa y encantadora... —murmuró lady Sandforth devolviéndole la sonrisa—. ¿Cuánto tiempo va a quedarse esta vez?
—El mismo que se quede mi esposa.
—Interesante. —La duquesa arqueó una ceja—. ¿Me permite el atrevimiento de preguntarle qué le ha hecho cambiar de opinión?
—¿No cree que basta con que ella sea mi esposa?
—Las parejas se desean al principio del matrimonio, mi lady. No cuatro años más tarde.
Alex se rió. —Soy un poco lenta, pero creo que ahora empiezo a coger el ritmo.
Un movimiento le llamó la atención y, al volver la cabeza, descubrió a Fahri en la puerta. Se tomó unos segundos para pensar cómo debía reaccionar. Años atrás habían sido amigos, pero sólo a un nivel superficial. Alex se disculpó y fue en busca del barón, al que dio la bienvenida con una sonrisa sincera.
—Fahri, tienes buen aspecto.
Y lo tenía, había perdido gran parte de los kilos que solían acumulársele en la cintura.
—No tanto como tú, Al —contestó el otro—. Aunque deja que te diga que tienes el aspecto de una campesina. ¿Acaso has estado cultivando los campos? —Se rió.
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🔸🔸𝙈𝙔 𝘿𝙀𝘼𝙍 𝙒𝙄𝙁𝙀🔸🔸
Fanfiction"Lady Piper Chapman y Alex Vause, marquesa de Grayson, son la pareja más escandalosa de todo Londres. Tienen en común una lujuria desmedida, un gran ingenio, una provocativa reputación en entredicho y lo más importante, ninguna intención de enamorar...