Después de dejar a Piper, Caleb iba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera se fijó por dónde caminaba. Giró por una esquina y se dio de bruces contra alguien que se movía con suma rapidez. Tuvo que alargar los brazos para sujetar a la dama en cuestión y evitar que cayese al suelo.
—¡Lady Hammond! Le ruego que me disculpe.
—Lady Caleb —contestó ella, alisándose la falda y tocándose los rizos dorados, que empezaban a mostrar algún rastro de gris. Lo miró con una sonrisa, cosa que sorprendió a Caleb teniendo en cuenta que había estado a punto de atropellarla—. Yo también le ruego que me disculpe. Estoy tan preocupada pensando en el entretenimiento de mis invitados que no me he fijado por dónde iba.
—Todo el mundo lo está pasando muy bien.
—¡Qué alivio! Tengo que darle las gracias por haberle hecho compañía a la sobrina de Hammond esta noche. A la pobre siempre la acosan los cazafortunas. Estoy segura de que le ha gustado hablar con un caballero que no se plantea casarse con ella. Le estoy muy agradecida por haber estado con Abby tanto rato.
Caleb se mordió la lengua para no gruñir. Que la mujer pensara que había sido simplemente un buen samaritano que había hablado con Abby sin sentir un interés sincero por ella lo molestaba de un modo que no sabía explicar. Se moría de ganas de rebatir los argumentos de lady Hammond y de decirle que su sobrina era única y que era una mujer deseable por mucho más que su fortuna. Pero seguía sin entender por qué tenía esa necesidad imperiosa de defenderla. Quizá porque se sentía culpable
.
—No hace falta que me dé las gracias —aseguró con su cortesía habitual.
—¿Lo está pasando bien buscando el tesoro?
—Antes sí. Pero ahora me temo que me retiraré y dejaré que se lleven el mérito el resto de los invitados.
—¿Sucede algo? —preguntó ella, preocupada.
—No, en absoluto, pero se me da muy bien buscar tesoros y no sería deportivo de mi parte ganar también esta noche, cuando tengo intención de ganar mañana — concluyó, guiñándole un ojo.
Lady Hammond se rió.
—De acuerdo. Que pase una buena noche, mi lord. Le veré en el desayuno.
Siguieron cada uno por su camino y Caleb optó por la ruta más corta que conducía a sus aposentos. En cuanto estuvo desnudo, le dijo a su ayuda de cámara que no lo necesitaría durante el resto de la noche y se sentó ante el fuego con una botella y una copa. Poco después estaba borracho y se sentía algo menos culpable por lo que había sucedido con Abby. Hasta que se abrió la puerta.
—Vete —farfulló Caleb sin hacer ningún esfuerzo para taparse las piernas, que le quedaban al descubierto con el batín.
—¿Caleb?
Ah, su ángel.
—Vete, Abby. No estoy en condiciones de recibirte.
—A mí tus condiciones me parecen perfectas —dijo ella en voz baja, acercándose a él. Rodeó la silla y no se detuvo hasta quedar entre Caleb y la chimenea.
Dado que ella no se había puesto enaguas, para poder desnudarse con más facilidad, Caleb pudo ver la silueta de sus piernas a través del vestido y se excitó, un estado que fue incapaz de ocultar con la ropa que llevaba.
Abby carraspeó sin apartar la vista.
Sintiendo la necesidad de escandalizarla, él se abrió el batín y mostró su miembro completamente erecto.
—Y ahora que ya has visto lo que venías a ver, puedes irte.
Ella se sentó en la silla que Caleb tenía delante, con la espalda muy recta y su mirada curiosa contemplándolo. Era condenadamente adorable y él tuvo que apartar la vista.
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🔸🔸𝙈𝙔 𝘿𝙀𝘼𝙍 𝙒𝙄𝙁𝙀🔸🔸
Fanfiction"Lady Piper Chapman y Alex Vause, marquesa de Grayson, son la pareja más escandalosa de todo Londres. Tienen en común una lujuria desmedida, un gran ingenio, una provocativa reputación en entredicho y lo más importante, ninguna intención de enamorar...