1. Bastardía

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Cinco años después la princesa Daenerys con su décimo quinto día del nombre ya cumplido poseía el cabello rubio dorado, en lugar del platinado propio de los Targaryen

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Cinco años después la princesa Daenerys con su décimo quinto día del nombre ya cumplido poseía el cabello rubio dorado, en lugar del platinado propio de los Targaryen.

Desde pequeña lo tenía, ahora que era mayor se notaba aún más.

Cómo era más notorio su parecido con su fallecida madre y su verdadero padre.
Los rumores eran tan fuertes como los eran los de sus queridos sobrinos segundos  respecto a su padre.

Cada que veía los mechones dorados, recordaba  a su padre Daemon el que le había dado el apellido, no tenía ni una clase de interés hacia ella, al principio creyó que era porque nunca amo a su madre, pero con el paso de los años entendió que él sabía que ella no era su hija.

Había tratado de ocultarlo cuando pequeña metiendo la cabeza en harina blanca y una vez cortándoselo drásticamente. Solo había provocado que la Reina Alicent la reprendiera diciéndole que solo causaría que su prometido ya no gustase de ella, a Aemond le gustaba su cabello corto, a veces le pedía que volviera cortarlo.

Crecer con el constante odio expresado hacía la bastardía la estaba volviendo loca. Nadie se lo decía a la cara y jamás era insultada por ello a excepción de su cuñado Aegon, que siempre buscaba la oportunidad de burlarse de ella.

Aemond se enfadaba mucho cuando la encontraba llorando a causa de ello.

—¿Quién te dijo eso? ¡Le cortaré la lengua!  —grito furioso.

Rara vez Aemond mostraba alguna emoción. Daenerys sabía que aquel niño que había conocido en la infancia ya no era el mismo después de la fatídica noche en la que perdió su ojo.

Aún la recordaba, lo mal que se sintió por él y por Luke y Jace. Sabía que Luke jamás quiso hacer eso, que fue un error, un accidente. Pero Aemond jamás lo perdonaría y Daenerys no podía culparlo por ello.

Al final le respondió quien era aquel que siempre la llamaba bastarda continuamente. Aemond también lo sabía, pero a él no podía cortarle la lengua, ni siquiera golpearlo, era su hermano.

—Fue Aegon, ¿Le vas a cortar la lengua? — cuestiono Daenerys secándose las lágrimas.

Detestaba a su cuñado. Era un enfermo  asqueroso y ebrio, todos en la corte lo sabían.

Aemond gruñó y la tomó con dureza del brazo, él odiaba que lo retará, pero así funcionaban ellos. Así era su relación, Daenerys no era la típica prometida abnegada y sumisa que bajaba la vista ante su prometido.

Era rebelde y jamás obedecía ningún mandato de Aemond.

Parecía que siempre discutían, a diferencia de Aegon y Heleana que ni siquiera hablaban, Aemond y Daenerys eran conocidos por toda la corte por sus constantes peleas.

Discutían hasta por lo más mínimo. Desde su postre favorito hasta el color verde que Aemond y todos portaban excepto Daenerys.

—Le cortaré la lengua, si eso es lo que quieres. Lo mataré, si me lo pides. Haré lo que me digas Daenerys, pero deja de llorar por esa estupidez.  —Le murmuró al oído.

En menos de dos días sería su boda, por fin se casaría con Aemond. Habían esperado tanto porque Daenerys así lo había querido, se lo pidió a Aemond, no consumar el matrimonio hasta que ella cumpliera su décimo quinto día del nombre y él había accedido.

Parecía que nadie controlaba al imponente príncipe Aemond que con el parche que tapaba la oquedad de su ojo izquierdo lucía temible. Además se había vuelto un guerrero diestro, el jinete de la dragón más poderosa de todo Westeros, Vhagar y un conocedor amplio. Daenerys lo había ayudado a que así fuera, lo había apoyado en su formación y ambos habían aprendido acerca de historia, política y su lengua materna: Alto Valyrio.

Salían juntos para montar a sus dragones. Daenerys era jinete de Stormfyre que perteneció a su madre, la fallecida  princesa Alysanne.

Stormfyre en comparación con Vhagar era muy pequeño.

Quizá su matrimonio había sido arreglado, pero Aemond  estaba seguro que aquel día que había perdido un ojo había sido bendecido por los Siete al ganar una dragón tan poderosa como Vhagar y a la mujer de la que siempre estuvo enamorado.

Daenerys lo controlaba completamente, si ella le decía en aquel instante que matará a Aegon, él lo haría sin rechistar, pero Aemond la amaba por esa misma razón, jamás le pediría algo así. Ella era buena.

  —No seas tonto. Es tu hermano. Ni siquiera juegues con eso. —Daenerys lo apartó.

Aemond gruñó. Odiaba que ella lo apartará o lo alejara. Sabía de sobra qué ella no lo quería de la misma forma, pero se había hecho a la idea de que no le importaba, al final ella sería su esposa, tendría sus hijos y lo obedecería, había esperado cinco largos años, dos días más y habrían consumado el matrimonio.

Jacaerys podría retorcerse en el fracaso, puesto que sabía que ese bastardo siempre había estado enamorado de su prometida, al final él había ganado.

Jacaerys podría retorcerse en el fracaso, puesto que sabía que ese bastardo siempre había estado enamorado de su prometida, al final él había ganado

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Stormfyre || Fanfiction HOTD || Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora