10. El niño llorón que perdió un ojo

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Daenerys se asusto cuando vio a su tío Viserys aparecer en el salón

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Daenerys se asusto cuando vio a su tío Viserys aparecer en el salón.

Todos se quedaron en silencio cuando lo vieron llegar, lucía muy enfermo, a penas podía caminar y aunque los guardias se ofrecían a ayudarlo, él se negaba.

Finalmente, después de unos largos minutos tomo asiento en medio, justo a  lado de Aemond.

Su aspecto era perturbador. Tenía una máscara de oro que le cubría la mitad del rostro.

—Hijo, sobrina. No creían que me perdería su boda ¿Verdad?

—Por supuesto que no padre, pero no queríamos molestarte. —respondió Aemond.

Daenerys conocía esa voz. Estaba irritado. No quería que su padre enfermo estuviera ahí, esa era su noche. Ya había suficiente con un aspecto lúgubre, otro era demasiado para los invitados.

Daenerys lo tomo de la mano. Aún le dolía, así que solo le dio un liguero apretón

Quería hacerle ver qué a ella no le importaba, de hecho le alegraba que su tío por fin hubiera podido salir de la cama.

Hacía mucho que no lo veía.

—Padre, me alegra verte. —se acercó Rhaenyra, llevaba un vestido rojo con negro.

Los colores de los Targaryen. Al menos la discusión del color verde había quedado zanjada en la boda. Su vestido era blanco con detalles en dorado, los colores tradicionales.

—A mi también, hija. —una profunda tos interrumpió al Rey.

Parecía que le dolía mucho estar ahí. Daenerys comenzaba a lamentar que saliera de la cama. No le gustaba verlo sufrir.

—Hermano, ¿Estás bien? ¿Quieres algo de beber? —El príncipe señaló a una sirvienta para que trajera una copa.

—No te preocupes, Daemon, estoy bien. —se limpió la boca con un pañuelo. —Por fin, una de tus hijas se casará, tu primogénita. Espero nos den nietos pronto.

Daenerys se ruborizó y Aemond tomo un sorbo de su copa de vino. Estaba nervioso.

—Claro, padre, está noche comienzo con la ardua encomienda. —tomo la mano de Daenerys nuevamente y le beso los nudillos.

La joven princesa noto que estaba retando al príncipe Daemon con la mirada.

Daenerys suspiró. Si supiera que a Daemon le importaba poco su virtud o la de alguien para variar.

Además era el príncipe canalla, era fácil suponer que no se escandalizaba con nada.

—Sobrino, si te parece puedo aconsejarte, se podría decir que tengo amplia experiencia en ese ámbito. —señalo la hinchada barriga de Rhaenyra, está última se atraganto con su bebida.

—Bueno, es momento de que tomemos asiento, ya van a servir la entrada.

Rhaenyra y Daemon se retiraron a sus lugares. Poco a poco iban llegando los invitados y se presentaban ante ellos con regalos.

Los Lannister, los Tyrell, los Tully, los Arryn, los Baratheon, los Hightower.
Los Stark habían mandado un presente, pero no los habían agradado con su presencia.

Daenerys notaba como se desenvolvían las cosas en cada mesa.

Aegon ya estaba ebrio y Helaena otra vez decía frases sueltas. 

Por su parte la mesa de Rhaenyra y Daemon la pasaba muy bien entre risas.

Sus hermanas Baela y Rhaena, estaban sentadas con Jace y Luke respectivamente.

Jace notó que la joven lo miraba y levanto la copa en su dirección a forma de saludo. Aemond tomo su copa en respuesta.

—Salúdalo, no seas maleducada. —le ordenó Aemond.

—Dijiste que no le dirigiera la palabra. —objeto Daenerys.

Estaba harta de su comportamiento, trataba de no hacer una escena enfrente de todos, pero comenzaba a resultarle imposible.

—Lo estabas viendo, Daenerys. Si dejaras de comportarte así, te dejaría hablarle, pero no puedo confiar en ti.

La princesa aparto su mano de la de Aemond con tal brusquedad que  la Reina Alicent y el Rey Viserys lo notaron.

—Si vuelves a insinuarlo…

—¿Qué harás?  Dime, ¿Qué carajo harás?

—Eres un imbécil. —escupió Daenerys levantándose de la mesa y caminando a la salida más cercana de la estancia.

—Regresa ahora mismo. No hagas una maldita escena.

—Estoy harta de ti, déjame sola. —la joven princesa estaba llorando.

Los sirvientes y guardias los veían con curiosidad, pero luego observaban a Aemond y continuaban su camino temerosos.

—Es nuestra boda, tenemos que regresar, mostrarnos fuertes…

—No quiero mostrarme fuerte, quiero que todos allá se den cuenta que eres un niño llorón que perdió un ojo y lo único que quiere es vengarse. ¡Que todos sepan que el temible Aemond Targaryen lloraba cada maldita noche cuando era niño porque su huevo no había eclosionado y no tenía un dragón! —gritó Daenerys.

—¡Bajen la voz! Su discusión se escucha por todo el maldito salón. —siseó entre dientes Alicent. —¿Qué ocurre aquí? ¿Por qué no están en la mesa?

—Porque soy un niño llorón que perdió un ojo y lo único que quiere es vengarse. —repitió Aemond de brazos cruzados.
Daenerys lo miro, fingía que estaba bien, que no le había afectado en lo más mínimo.

Cuando se enfurecía podía llegar a ser muy hiriente.

—¿Qué? ¿Por qué dices eso Aemond? ¡Es algo horrible!

—No importa, madre. Hay que regresar al salón.

Aemond camino devuelta y Daenerys lo siguió detrás. Un par de horas más y acabarían con el sufrimiento.

Que equivocada estaba.

Que equivocada estaba

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Stormfyre || Fanfiction HOTD || Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora