Devocional: Corazón abierto

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Día 93:

Lucas 8:43-48
Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.

-Tras ver esta historia en la Biblia podemos notar como con un simple acto de fe podemos recibir un milagro manifestado sobre nuestras vidas. Esta mujer sufría de un flujo de sangre, un tipo de hemorragia que no se detenía y por esto según la ley se apartaban a las mujeres cuándo tuvieran su período ya que pensaban que en esos días eran inmundas ya luego que su período acabará eran consideradas limpias y podían volver a su hogar. Pero ese no fue el caso de esta mujer pues su sangrado no se detenía por lo cuál quedó completamente privada de volver a su casa y tuve que quedarse fuera del campamento o pueblo debido a que era inmunda y nadie quería tenerla a su lado porque pensaban que se podían contaminar estando cerca de ella. Pero hubo algo que me llamó la atención de esto y es que esta mujer a pesar de estar marginada y alejada escuchó de Jesús aquel que hace milagros, que sana, liberta y resucita a los muertos. Y ella viendo su condición la cuál por más que había tratado todo lo posible para sanar, no encontraba nada la que la ayudará hubo algo que escuchó y sabiendo que el Maestro estaba cerca no perdió el tiempo, ella se unió junto a la multitud que rodeaba a Jesús y sus discípulos. Mientras todos deseaban recibir algo o escuchar algo de parte de él, ella hizo algo que ninguno allí pensó, ella dió un paso de fe pensando que si tan sólo pudiera tocar una parte de su manto ella recibiría sanidad y así mismo fue. Muchas veces queremos experimentar un milagro pero no estamos dispuestos a exponernos al dolor. Pero hoy quiero que entiendas que hay procesos que parecerán que no tienen solución o cura, pero es en ese momento que debes permitirte abrirte al dolor y experimentarlo pues cuando nos exponemos al dolor es cuando podremos entonces recibir una sanidad. Por esto hoy te digo es tiempo de dar pasos en fe, sin importar lo que otros digan haz como esta mujer ten una fe violenta en el Espíritu y acciona por medio de ella. Sólo así podrás recibir la sanidad interior a tu alma, expónte al dolor que hay en tu interior y pide al Señor que te ayude en medio del proceso, verás que se romperán cadenas intimas de tu pasado y que aunque temas enfrentar el dolor interior será ahí cuando Dios se glorificará y te sanará desde adentro. No hay nada que Dios no pueda hacer, todo será posible junto a Él.

Jeremías 17:14
Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque tú eres mi alabanza.

-¡Vas a sanar y vas a crecer, Dios tiene el poder para ello!

Por: AGQ

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