Devocional: Ayuda mi incredulidad

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Día 102:

Marcos 9: 21-24
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

-Cuántas veces aún teniendo experiencias con el Señor, siendo testigos de su Poder y todo lo que ha permitido que cómo Hijos podamos ver por medio de la fe, nos llega la incredulidad o la duda. Como Hijos de Dios no podemos permitir que la incredulidad o la duda tomen control de nuestra vida, porque si le damos tal acceso ya no tendríamos fe y por lo cuál estaríamos rechazando el haber creído en Cristo, cosa que nos causaría la muerte espiritual.

Hebreos 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

-Sé que hay temporadas que nos sentimos con una fe violenta en el Espíritu pero también sé que luego de malas noticias, puertas cerradas o la desesperación podemos dar paso en nuestra mente a la duda. Y llegan preguntas cómo estás: ¿Algún día veré lo que Dios habló? ¿Será posible que yo tenga ese llamado? ¿Ya Dios se olvidó de lo que me prometió? Cuándo dejamos que todos estos pensamientos nos cambien la perspectiva en la que conocemos a Dios, estamos dando por sentado que nada de esto lo veremos por lo cuál estamos aceptando la duda. Tengamos cuidado porque la Palabra de Dios es clara y debemos siempre recordar que no podemos estar apegados a lo que nuestros ojos puedan ver, sino a la fe la cuál permitirá que creamos que ya hemos recibido aquello que se nos prometió aunque aún no lo tengamos físicamente.

Hebreos 11:1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

- Si reconoces que ante las circunstancias difíciles o la impaciencia estas dando cabida a la incredulidad o la duda, es tiempo de que le pidas a Dios cómo hizo el padre de este niño: Señor, creó, ayuda a mi incredulidad. Este hombre reconoció que su fe era débil y que estaba anclada a lo que pudiera ver, pero la mano de Dios sea movió en misericordia sobre su hijo porque reconoció que necesitaba de la ayuda de Dios para poder creer en el milagro, ya que si no tenía fe su hijo no podría haber recibido el milagro que necesitaba. Así que querido hermano en la fe, cuándo tu fe se encuentre débil en vez de avergonzarte y dejarte mover por los sentimientos o emociones, reconócelo y pídele a Dios que te ayude a tener una fe violenta en el Espíritu, una fe sobrenatural y fuera de toda lógica humana.

Oración:
Padre Amado, Padre Celestial en esta hora me presento delante de ti, primeramente quiero agradecer por lo bueno que has sido conmigo, gracias porque no me ha faltado el alimento, un techo seguro y la salud, en este momento reconozco que me ha tocado a la puerta de mis pensamientos y corazón la duda e incredulidad, pero yo no quiero vivir anclado a ello sino que quiero vivir por la fe en tu Hijo Amado Jesucristo, hoy decido creer, ayuda a mi incredulidad y aumenta mi fe hasta que sobreabunde en el nombre de Jesús, Amén.

Por: AGQ

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