Devocional: Dios es fiel

15 2 3
                                    

Día 96:

Salmos 27:1-3
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.

-En ocasiones habrán procesos que anteriormente nos tocó pasar y que en el futuro nos tocará atravesar un proceso similar a este. Es en esos momentos cuándo le preguntamos a Dios porque a permitido el mismo proceso en nuestra vida, si ya anteriormente tuvimos la victoria. Y es que hay procesos que son permitidos por Dios para poner a prueba nuestra fe y así ver cuánta solidez tenemos en Dios. Pero para esto debemos tener presente que Dios no nos da prueba que no podamos soportar, pues el sabe la capacidad que tenemos cada cuál para resistir. Es por esto que Dios permite que ciertos escenarios anteriores se vuelvan a repetir en tu vida, para así probar cuan firme es tu fe con respecto a aquella promesa que un día te hizo.

Testificó:
Hace aproximadamente un año y once meses, yo me encontraba encerrada en mi habitación junto con mi hermana mayor intercediendo y orando en la madrugada. Recuerdo que fue una madrugada especial, podía sentir la presencia de Dios fuertemente manifestada en mi habitación y luego de algunas horas en comunión mi hermana guiada por el Espíritu Santo, me dijo que sentía orar por mi y así lo hizo. Recuerdo que Dios uso sus labios para ministrar mi vida y salió una palabra de advertencia pues me dijo: habrá una prueba difícil que tendrás que afrontar, pero tranquila porque Dios va a estar contigo en medio del proceso. Unos días después tenía unos exámenes de rutina médicos y tras hacerme una sonomamografia recuerdo que en la tarde estando en la universidad recibo una llamada de mi madre preguntando si estaba bien y que si ya había salido para ir a casa. Y al salir de la universidad llegó a mi casa y mi madre junto a mis hermanas me dan la noticia de que el médico llamó debido a unos resultados inesperados, tenía unas masas en el seno que en tan sólo seis meses habían duplicado su tamaño y también se pudo notar tres lesiones categoría cuatro en mi seno derecho. Y ahí supe que eso era lo que Dios me había advertido, recibí un golpe a mi salud. Me recomendaron al instituto médico de la mujer con la mejor doctora especializada en cancer de seno, tras una visita de emergencia y análisis, el resultado fue someterme a una cirugía menor, una biopsia de seno para extraer un tejido y examinarlo. Recuerdo que sentí temor e incluso a pesar de estar confiada en la palabra del Señor de que estaba conmigo hubo noches que me tocó llorar y pelear sola en oración. El día de la biopsia me había ido preparada en oración y comunión con el Señor, recuerdo que hubo mucha oposición y se me atrasó e incluso denegaron la realización del proceso quirúrgico, todo de veía imposible y fue un golpe muy duro tanto que rompí en llanto en plena sala médica, pero hubo un momento en que dije no me quedaré así sentí tantas emociones que me pare y le dije a mi madre que me diera un momento para ir al baño y tras cerrar aquella puerta yo comencé a llorar, a interceder, a reprender y declarar cielos abiertos. Hubo una frase que llegó a mi mente y es que es bueno cuando oremos traer a memoria del Señor sus promesas y recuerdo que en medio de esa dificultad yo le dije a Dios tú dijiste que estuviera tranquila porqué tú estarías conmigo, si es así mueve tu mano y toca algún corazón pero no tocarás cualquiera si no el de la persona más importante de este hospital y la que más autoridad tenga, porque se que tú puedes hacerlo y me iré con la victoria en las manos, porque tú mi Dios eres fiel y tú palabra no cambia. Cuando salgo del baño justo en ese momento llega una mujer vestida elegante y se presenta delante de nosotras diciendo que ella es la abogada defensora de los menores del hospital ante casos así y por medio de esa mujer se brindo el documento necesario para que me hicieran el estudio. Fue entonces cuándo conocí que Dios escuchó mi oración y esa era su manera de decirme hija estoy aquí así como prometí. Al adentrarme en la sala me visitó la ansiedad ante lo que estaba por ocurrir y orando le pedía al Señor que me diera paz y estuviera junto a mi en aquella camilla, una vez entró la doctora pude ver como una sombra alta con ropa blanca, brillante y con grandes alas se posaba en la habitación e inmediatamente sentí paz. No sentí ningún dolor en medio del proceso, sólo calma y en ese momento mientras la sonografista guiaba a la doctora le dice pero como es posible que lo que vimos todo el tiempo en los estudios ahora no lo vemos. Y la doctora me dijo las lesiones han desaparecido y la masa no está más. Yo sabía lo que había ocurrido en aquella sala de hospital se había posicionado junto a mi el caballero de la cruz, mi amado Señor Jesús. La palabra que me había dado, la cumplió y yo pude vencer porque nunca dude de su fidelidad si no que me aferré a esa promesa en medio de mi enfermedad. Toda lesión cancerígena y masa había sido extirpado por mi médico por excelencia, al Dios que yo creí, creo y al que seguiré creyendo Jesucristo.

-Que te quiero decir con esto luego de esa victoria y ver la fidelidad de Dios sobre mi vida, hace cinco meses tuve que hacerme un examen de seguimiento y por medio del mismo se vió algo preocupante por lo cuál en un mes debo realizarme otro nuevo exámen para así decidir qué decisión tomar. Querido hermano en la fe que me lees, cuándo recibi los resultados y vi que me citaban una vez más lo primero que el Señor puso en mi mente fue aquella promesa que me había hecho: que Él estaría conmigo a pesar de lo que pasara e incluso he tenido presente que lo que Dios establece sobre una persona no puede ser quitado. Por esto yo he decidido creerle una vez más a Dios y si a Él le place una vez más sanarme me gozaré, pero si no fuera así aún así también me gozaré porque he visto y conocido su fidelidad por eso aunque estoy ante la misma incertidumbre de un tiempo atrás, estoy confiada en su palabra. Recuerda esa promesa que una vez te hizo el Señor y si estás atravesando un momento adverso ten presente que su fidelidad es para siempre al igual que su amor, déjale hacer su voluntad. Pues de algo yo estoy convencida y es que si vivo o muero tengo la certeza que de Cristo Soy, esa es mi ganancia.

Romanos 14:8-9
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

Por: AGQ

-Adjunto una alabanza que fortaleció mi fe en medio de mi proceso de salud.

Mi Devocional DiarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora