3. La cuarta víctima

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De esa primera cita con Sasori había pasado ya unos tres meses y Sakura se sentía diferente, completamente otra persona. Es decir, la Sakura que aún era una chica que quería ilusionarse estaba en las nubes por la atención que el ginecólogo del hospital le daba. Conversaban por el chat todo el tiempo, él la llamaba cuando ella tenía momentos libres. Se enviaban canciones, aunque Sakura se aseguraba de que sean nuevas, que no le recuerden a nadie del pasado. Estaba viviendo esa primera etapa de un romance, cuando nada puede ir mal. Y Sakura quería ilusionarse, quería sorprenderse, quería sentir que le interesaba de manera sentimental a alguien más. Además, quería sentirse deseada.

Sin embargo, la doctora Haruno, que había estudiado Cirugía y luego se especializó en Traumatología, vivía al límite. Aún era muy joven y cuando llegó a ese nuevo hospital, algunos médicos con mucha más experiencia que ella la miraron de reojo, pensando que no rendiría. Pero ella ya conocía el ritmo de su área. Todo el tiempo llegaba alguien con la cadera, un brazo o una pierna rota. A alguien le dispararon y la bala se quedó adentro. Alguien no tuvo cuidado y un destornillador le perforó el estómago. Tantas cosas se veían. Sakura ya había aprendido bien a no horrorizarse, y no se espantaba fácilmente.

También estaba el tema de su cabello. ¿Cuántas veces no le habían preguntado si era natural? ¿O cuántas veces no le habían mirado de soslayo pensando que no era nada profesional para una doctora tener el cabello de color rosa? Aceptaba que no era común, de hecho, no siempre se cruzaba con alguien con la misma tonalidad de ella. Y la gente solía recordarla por eso. Por otro lado, estaban los que se atrevían y lo tocaban deliberadamente, diciéndole algún halago o nuevamente dudando de que sea natural.

A Sasori le encantaba su cabello, cuando se veían a escondidas en alguna parte del hospital sin cámaras, él le tocaba el cabello, le acariciaba la cabeza y le decía cuánto le gustaba ese tono.

– Eres muy especial, realmente muy especial– decía y se acercaba a su cuello a besarla y olerle el cabello.

Se lo había dejado crecer. Cuando se separó de Sasuke quiso hacerse un cambio de look, pero a dónde más podría cortarlo si le llegaba al cuello. Por lo que decidió dejarlo ser y ahora lo tenía largo y le gustaba la apariencia que le daba. En verdad, desde que había decidido comenzar a salir con alguien, sentía que se gustaba más. 

Poco a poco sentía que Sasuke se quedaba atrás. La repulsión y desagrado que le daba su presencia se iba disipando, porque sentía que cada vez le importaba menos. Ahora, que estaba respondiendo un mensaje a Sasori, reconocía que si vivía amargada y se esforzaba en hacerle gestos de desprecio a Sasuke era porque le importaba y le dolía todavía su traición. Pero, viendo la rapidez con la que Sasori le respondía, no le interesaba en lo absoluto con quien andaba el que aún era su esposo.

No tuvo mucho tiempo de seguir conversando con Sasori porque llegó a Emergencia una chica a la cual habían acuchillado en el abdomen y estaba consciente y gritando que no quería morir. Sakura vio al chico que era anestesiólogo y sonrió antes de ponerse la mascarilla y los guantes. El chico, un tal Idate, le devolvió la sonrisa.

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Era la primera vez que Sasuke se encontraba con un cadáver en estado de putrefacción. El olor le inundó los pulmones y le dio una arcada que trató de disimular. Aún debía controlar ese aspecto, aunque había visto a agentes más viejos que él torcer el gesto con disgusto al ver el horror de un crimen en su peor estado. A su alrededor, algunos agentes comenzaron a cercar la zona y otros a pedir discreción entre los curiosos, que poco a poco se iban acumulando en ese campo de golf.

En la mañana, al encargado de recoger las pelotas del campo de golf le pareció que algo extraño flotaba en la superficie del lago artificial. Al acercarse, casi le dio un infarto al ver lo que era un pie humano. Cuando la policía y los agentes de la Central de Investigación Nacional llegaron, ordenaron cerrar el lugar mientras dure el levantamiento del cadáver que horas más tarde encontraron al fondo, con algunas rocas atadas al cuello para que se hundiera.

Solo faltas tu (Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora