22. La habitación de Sakura

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Sakura se despertó temprano y se encontró enredada en los brazos de Sasuke. Suavemente salió de ahí y se fue a tomar un baño. El agua caliente le dio en la espalda, mientras se jabonaba. Tarareó una de las canciones de las que hablaron ayer, distraídamente. 

Entonces la puerta se abrió de improviso. Se volvió impresionada, solo para ver a Sasuke de pie, envuelto con la toalla. Ambos intercambiaron miradas por varios segundos, pero ninguno se movió. Sakura se sintió completamente expuesta pero no se cubrió. ¿Qué más tenía que perder? Continuó jabonándose el abdomen y luego subió las manos hasta sus hombros y sus pechos. Sasuke interpretó aquello como permiso para ducharse junto a ella.

– Bajé a Smuk al jardín para que orine– murmuró él, con suavidad.

Sakura sintió su presencia ingresar a la ducha y se estremeció. Intercambiaron miradas rápidas hasta que él comenzó a enjabonarse. Sakura se frotó la espalda baja, tratando de no verlo, pero era imposible. Estaban bastante cerca uno del otro, y en una ocasión, sin querer, le rozó la espalda con el codo cuando intentó enjabonarse mejor los omóplatos.

– ¿Te enjabono la espalda? – susurró Sasuke detrás de ella.

– Uhmmm... bueno– Sakura tragó duro cuando sintió la mano de él, primero como si dudara y luego con decisión.

Sasuke le apartó el cabello hacia un lado del cuello y luego pasó sus manos por completo por su espalda, frotándola. Cuando ella se volvió, no pudo evitar ver la erección que se alzaba debajo y que estaba entre los dos. Se le escapó una risita.

– Enjabóname– dijo Sasuke, dándose la vuelta.

Sus manos pequeñas hicieron espuma y luego frotaron sobre sus omóplatos con rapidez. Las costras en su cuello y hombros casi habían caído por completo. Él se volvió para enjuagarse con tal ímpetu, que Sakura se echó ligeramente hacia atrás al ver como su erección la apuntaba.

Sasuke se inclinó ligeramente y la besó, jalándola hacia él. Sakura alzó la manos a su cuello y le correspondió, sintiendo completamente su cuerpo, húmedo y resbaladizo. Quizá movida por el deseo de verlo frente a ella, solo para ella. Aparentemente cediendo a todo lo que quisiera. 

No obstante, se detuvo al cabo de unos segundos porque no debía dejarse engatusar por él. 

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Sasuke condujo hasta la casa de sus suegros, pues tendrían un almuerzo que incluía a su cuñada. Ya debía tener cinco o seis meses de embarazo. De solo recordar la escena en la ducha con Sakura, pensó que le gustaría dejarla embarazada o al menos intentarlo ahí bajo el agua, al menos varias veces hasta que ella se olvidara de su doctor.

A Smuk pareció agradarle mucho el ambiente que había en la casa de los Haruno. Al padre de Sakura pareció gustarle mucho Smuk pues lo dejó con la boca abierta. Correspondió al abrazo que le daba Sakura, apretándola, pero sin quitar los ojos del perro.

– ¿Ese es mi nieto? Está grandote– dijo al tiempo que se reía a voz en cuello. – Hola, Sasuke, ¿qué tal? – saludó distraídamente correspondiéndole el apretón de manos, inclinándose a rascarle la panza a Smuk. – Este sí que es un perro con todas sus letras, no como la ratita salchicha que tiene tu hermana...

– ¿Llegó Tsubaki? – preguntó Sakura mientras saludaba a su madre.

– No, todavía, en verdad no esperaba que ustedes vinieran tan temprano. – respondió la señora Haruno, alzando una ceja. 

– Sakura estaba impaciente por verlos– dijo Sasuke haciendo un gesto de amabilidad.

En realidad, los padres de Sakura lo intimidaban un poco. Kizashi era bromista y se reía cada dos por tres, pues era muy ocurrente. Sasuke no podía seguirle el ritmo. Era amable con él en general, pero Sasuke estaba más acostumbrado a una relación más formal y distante con su figura paterna. Mientras que la señora Haruno tenía una lengua muy afilada. Sasuke sospechaba que si juntaba a su suegra y a su padre, Fugaku, probablemente los dos podrían destruir la autoestima de cualquier persona en segundos.

Solo faltas tu (Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora