4. El mejor acompañante

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¿Por qué ella habría llorado? Parecían lágrimas de felicidad. Sasuke se fue a dormir aquella noche con la curiosidad a flor de piel. Quería saber qué la había puesto de ese modo, pero no estaba seguro de preguntarle. Probablemente ella lo largaría. Se inventó de que quería decirle algo para sacarle la verdad, pero no lo logró. Ya se enteraría.

Por la mañana se duchó rápidamente. Se puso el traje que le tocaba ese día, siempre debía asistir vestido formalmente a la central. Se colocó el arma reglamentaria en el cinto, cuidando de que esta tenga el seguro. Cuando bajó al primer piso, ella ya se había ido. Debió haber usado la cocina preparándose un almuerzo rápido, pero no le dejó nada a él. Hace tiempo que no le cocinaba ni le preparaba nada. No es que Sasuke lo necesitara, pero a veces tenía nostalgia. No la volvería a ver hasta el día siguiente porque aquel día tenía su guardia.

Cuando Sakura le contó que ella había obtenido la vacante en el hospital que estaba cerca al apartamento, Sasuke ya lo sabía. Sasuke siempre estaba atento a todo lo que ella hacía, aunque ella no lo sabía. El auto de Sakura había estado empolvado, al menos tres meses, pero prefería que ella lo diga antes que mencionarlo, o le hubiera lanzado una mirada asesina.

Ahora, el auto rojo de Sakura estaba siempre limpio y Sasuke sabía por qué. Ella estaba viendo a alguien, aunque no estaba seguro todavía, pues era muy discreta. Pero se iba todos los sábados y volvía tarde. Lo que sea que le estaba pasando, a Sasuke le estaba costando seguirle el ritmo porque se encontraba lleno de trabajo. El asesino serial los tenía a todos llenos de papeleo e informes.

Sasuke recordó la vez en la que Sakura estuvo con un imbécil en el otro hospital y no le costó nada investigarlo y atormentarla. Se vengó de ella enredándose con una chica de la que ya ni se acordaba el nombre, sabiendo que a ella le dolía verlo con otras. En ese entonces pensaba que ella merecía sufrir por no perdonarlo ni querer volver con él. A pesar de tener la culpa, Sasuke estaba enojado porque Sakura no lo perdonaba. Ahora ya se había calmado, porque había entrado en otro estado.

Un estado de algo parecido al miedo. Miedo de que ella se vaya. Le había inventado de que no se separaran y vivieran una mentira por los padres. Pobres padres tristes de ver a sus hijos tan jóvenes y divorciados, para que no sufrieran no debían contarles. A Sasuke le tenía sin cuidado lo que sus padres pensaran de su vida amorosa. Se reía pensando en tal estupidez. Pero sabía que eso había hecho que Sakura se quedara, para guardar las apariencias. Lo que en verdad quería Sasuke era convencerla de que no lo dejara, de volver a estar juntos. El primer año de la separación pensó que Sakura lo perdonaría por eso intentó por todos los medios posibles de que ella se quedara en el apartamento.

Pero ya casi empezaban el tercer año y ella no parecía querer volver con él. Al contrario, algo o alguien la estaba distrayendo.

Aquel día, se fue en dirección al archivo general. Suigetsu y Karin también estaban allí. Estaba seguro de que debían ser pilas y pilas de archivos de mujeres desgraciadas de caer en las manos de criminales. Debía haber algunas que no tenían nombres, otras que sí, pero todas salvajemente mutiladas.

- ¿Será que encontremos a alguna con las mismas características de las cuatro que tiene Hatake?- preguntó Karin ojeando algunas carpetas.

- Quien sabe- comentó Suigetsu, ingresando al archivo general, que tenía un olor especial.

Cada uno cargó una caja de las que ya les habían preparado, ya que al parecer Hatake había telefoneado desde temprano para que lo tengan todo listo. Varias horas después, Sasuke partió a su casa con dos cajas de archivos del horror, sabiendo que nadie lo esperaba más que Smuk. Al llegar ya podía oírlo arañando la puerta así que abrió con cuidado de no empujarlo y no botar la caja de documentos.

Solo faltas tu (Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora