Capítulo 26

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JIMIN


Cuando dejé que Frank Donovan y el reportero me convencieran de hacer una entrevista en cámara, sabía que se sentiría humillante. Pero no contaba con el maquillaje.

Aprieto los dientes mientras un tipo llamado Tripp pasa algo sobre mis pómulos con una esponja, tatareando mientras trabaja.

Mi padre moriría mil veces si pudiera verlo. Y de alguna manera eso me anima.

Cuando Tripp da un paso atrás para admirar su trabajo a través de un par de gafas de montura negra, pregunto:

—Hacen que todas las personas usen esto, ¿verdad?

Él se ríe entre dientes.

—Sí, cariño. No es porque eres el chico gay.

Fuera de mi cabeza. Odio cuando la gente me lee de esa manera. Y solo va a empeorar, porque estoy a punto de sentarme para tener una charla íntima con unos cuantos millones de televidentes. Ya dispárenme.

—Es bueno saberlo —murmuro.

Frank entra en la habitación mirando a todas partes. Por lo menos alguien está alegre por esta ridiculez.

—¿Listo? —pregunta.

—Claro —digo. Porque ¿Cuál es la alternativa? Le prometí a Dennis Haymaker que haría esto. Mi equipo quiere que lo haga. Y como beneficio adicional, voy a molestar a papá. Será mejor que solo acabe con esto—. Hemos terminado aquí, ¿verdad? —le pregunto a Tripp.

—Un segundo. —Se inclina con un cepillo gigante y cierro los ojos justo a tiempo antes de ser espolvoreado por completo con algún tipo de polvo.

—Asqueroso. —Toso cuando el asalto ha terminado.

—Aww. ¿El enorme y rudo jugador de hockey no puede manejar un poco de polvo? No queremos que te veas brilloso en cámara. —Se ríe.

—Estás disfrutando demasiado de esto —gruño.

—¡Es cierto! Pero no suelo tener un bombón como tú en mi silla. —Saca el nylon negro de mis hombros—. Arriba. Noquéalos, Park Jimin.

—Gracias. —Pero no busco noquear a nadie. Solo quiero arrancar esta sonda de mi alma y seguir adelante con mi vida.

Frank me lleva a una sala de sonido que está establecida para parecer íntima. Hay dos sillas de cuero de aspecto severo en ángulo para dividir la sección de manera que quede uno frente al otro, puestas delante de ochenta y siete cámaras apuntando directo hacia ellas. Justo afuera de la sala artificial se encuentra un valioso equipo de transmisión de cien mil dólares.

Qué pintoresco.

Me han vestido con una chaqueta de traje oscura y vaqueros negros. Una costosa pero aburrida camiseta, abierta en el cuello. Apuesto a que alguien en Relaciones Públicas pasó horas tratando de averiguar cómo hacerme ver masculino y a la moda y casual e interesante pero común y corriente a la vez. Es probable que tengan un modelo computarizado para esta mierda.

Lo que sea. Al menos no estoy siendo estrangulado por una corbata en este momento.

—Este es tu asiento —dice Frank, señalando la silla de la izquierda.

Tampoco pregunto cómo hicieron la designación. Simplemente me siento.

—Ahora, recuerda —dice Frank, frotándose las manos—. Mira a Dennis, o a la cámara. Ésta. —Señala una cámara que se encuentra a solo unos pocos centímetros a la derecha de donde se sentará mi entrevistador—. Si miras alrededor de la habitación, te verás sospechoso. Evita la inflexión en tu tono. No levantes la voz al final de las oraciones.

US (HIM 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora