Capítulo 29

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JUNGKOOK 


Un minuto después estábamos deslizándonos en la habitación 909. Cuando la puerta se cierra detrás de nosotros, tengo un momento de verdadera incertidumbre. No es miedo. Sé lo que quiero hacer. Es sólo que no sé cómo.

Nunca le he dicho a alguien que quiero que pasemos el resto de nuestras vidas juntos.
Sé que él me ama, pero aun así es una conversación arriesgada.

Así que hago un recorrido de la gran habitación de hotel, con sus elegantes muebles a la moda y ventanas del techo al suelo.

—Bonito lugar —digo, revisando la vista.

Cuando me giro hacia Jimin, él está mirándome.

—Es más bonito ahora que antes. —Se quita la chaqueta, la arroja hacia una silla. No ha encendido ninguna de las luces, pero su apuesto rostro es iluminado por el brillo de la ciudad de Dallas. Park Jimin en un traje, damas y caballeros. Hay pocas vistas tan impresionantes como esta.

Estoy observando. Y todavía tengo la caja apretada en mi mano.

—Muy bien —digo—. Entonces, te preparé algo con la ayuda de mi hermano, y me subí a un avión. Pero ahora estoy preocupado de que creas que es una locura.

—Bueno... —Se aclara la garganta—. Prometo que no lo es. Sólo estoy muy feliz de verte. —Camina dentro de mi espacio personal y coloca sus brazos alrededor de mí—. Pensé que no ibas a regresar. Tal vez eso es tonto, pero... —Entierra su rostro en mi cuello y toma una fuerte inhalación de mí.

Muy bien. Entonces voy a comenzar con una disculpa. Mi mano libre aterriza en su espalda.

—Lo siento fui un imbécil. Eso... apestó. —Elocuente. No.

—No te disculpes. No hiciste nada malo. Sólo entraste en pánico.

—No, sí lo hice. —Tomo aire profundamente y me inclino contra él—. Tengo una situación en el trabajo. Arruiné todo y no quería contarte. Es vergonzoso. Estaba preocupado por el dinero, también. Así que sólo te aparté. ¿Qué tan jodido es eso?

Sus cálidas manos vagan por mi espalda.

—Bebé, estabas demasiado triste para pensar con claridad. Si te sientes un poco mejor ahora, eso es lo único que me importa.

Mi primer impulso es discutir con su diagnóstico del problema. No quiero ser el tipo que se derrumba. Pero era ese tipo. Y tal vez mi mamá tiene razón sobre los esteroides metiéndose con la química de mi cuerpo. Pero cualquiera que fuera la razón, no la tenía claro en ese momento. No sería justo con Jimin si lo negara.

—Creo que me siento mejor ahora —dije en cambio.

—Bien. —Su agarre se tensa—. Eso es lo único que quiero, ¿bien? Eso es todo.

No hay ni un poco de duda en mi mente de que lo dice de verdad. No sé cómo tuve tanta suerte al encontrar a alguien que me ame tanto como Jimin lo hace. ¿Cuántas personas encuentran eso?
Hora de ponerse los pantalones, entonces.

Doy medio paso hacia atrás, obligando a Jimin a soltarme, y miro la caja en mi mano.

Va a pensar que es ridículo.

Tomando aire profundamente, decido que está bien. No importa. Es un gesto importante, y me ha llevado todo el camino hasta Dallas para disculparme, ¿verdad?
Estoy mirando la caja como si tuviera una serpiente venenosa.

US (HIM 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora