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Jungkook


Cuando doy un paso en el hielo el sábado por la mañana, mi cabeza  está  llena  de  planes  para  el  juego  contra  Niágara.

Tenemos una hora para patinar por la mañana, seguida de otra  hora  para  ver  videos.  Luego,  tendré  que  dejar  a  mis chicos tomarse un poco de tiempo libre para almorzar, ya que el juego comienza a las cuatro.

Pero justo cuando patino mis primeras zancadas hacia delante, cada chico en el equipo deja escapar un grito y luego se apresuran hacia mí.

Cuatro segundos más tarde, soy rodeado por un grupo de alborotados chicos de dieciséis a veintiún años riendo. En realidad me elevan en el aire, todos hablando al mismo tiempo.

—Oh, Dios mío, ¡esa parada a Park!

—¡Jodidamente impresionante!

—¡Genial!

—Estábamos muriendo.

—Solo estoy aquí para entretenerlos. —Me rió, intentando volver a ponerme en pie.

—¿Vas  a  hacerte  profesional?  —Quiere  saber  mi  portero—.  Ese reclutador de Ottawa te quiere más que a mí.

¿Esto otra vez?

—No voy a ninguna parte. —Ni siquiera a Barrie, al parecer. Todavía arde que no consiguiera ese trabajo. Y, por la esquina de mi ojo, puedo ver a  Bill  Braddock  observándome  desde  la  parte  superior  de  las  gradas, donde está sentado con el segundo entrenador y un par de otros chicos.

La presión continúa, entonces. Tenemos que ganar este juego.

Junto mis manos.

—Bien, chicos. La fiesta ha terminado. Vamos a vencer a Niágara en unas horas, pero solo si podemos detener a su ofensiva. Entrenemos un poco antes de ver videos. 

—De acuerdo, entrenador. —Se aleja patinando.

Parte de mi trabajo es saber con qué chicos puedo contar siempre para marcar el paso. Taylor siempre está abierto a ayudar. 

—¡Trapatski! Deja de perder el tiempo y prepárate para la jugada. Movámonos.

Bill  y  su  equipo  se  quedan  en  sus  asientos,  observando.  Sería agradable si el primer entrenador o su segundo bajaran aquí y dirigieran a su equipo, pero supongo que no puedes tenerlo todo.

Me estoy sintiendo peleón hoy. De verdad que sí.

—¡Alinéense, chicos! ¡Muévanse!



Todos están sudorosos para el momento en que he terminado una hora más tarde. Incluyéndome. 

—¡Vayan al vestuario! —grito después de tocar mi silbato—. Video en treinta.

Soy el último en el hielo. ¿Y ahora Braddock está esperando en el banquillo?

—¿Tienes un segundo? —cuestiona.

No realmente, casi espeto. No soy estúpido, así que me contengo. Pero todavía siento frialdad hacia él. No es una manera genial de sentirse hacia tu  jefe,  pero  supongo  que  necesito  unos  días  más  para  superar  mi decepción.

—Claro —murmuro—. Pero vamos a ver videos pronto.

—Lo  sé.  Pero  tengo  unas  pocas  cosas  que  discutir  contigo  antes. Primero que todo, nunca me divertí tanto en mi vida como lo hice viendo ese juego de San José.

US (HIM 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora