Capítulo 12

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Capítulo 12

María lo pensó mejor, también podía tratarse de orgullo masculino... O esa manía de ser posesivos de la mayoría de los hombres.

M: Esteban... Tú... ¿celoso??

E: sí.

M: no puedo creerlo... No tienes motivos...

E: claro que los tengo.

M: no es lugar para que discutamos...

E: de acuerdo contigo...

A María se le olvidó por completo el enojo cuando empezaron con la excavación.

Esteban pudo comprobar que su esposa sentía verdadera pasión por la arqueología...

Él se mantuvo en todo momento cerca, pendiente de ella, que no se cayera, que pisara bien.

Lo malo fue que hasta se olvidaron de comer. Y aunque ya había anochecido, ellos querían seguir con la investigación. Y con las luces especiales podían hacerlo.

Pero el príncipe Esteban pidió que continuaran al día siguiente, para que su esposa pudiera descansar.

Privilegios que le daban su status.

Fue así que emprendieron el regreso a la vivienda que ocupaban.

M: no sabes lo privilegiada que me siento... Lo que encontramos data de por lo menos un milenio atrás...

E: cuando escuché de la investigación y supe que la fecha coincidía con nuestra luna de miel, elegí este lugar para hospedarnos...

M: gracias Esteban... Significa tanto para mí... (Tomando una mano de él)

E: quiero que seas feliz... (Besándole la palma de la mano) Toda tu vida...

M: me gustaría volver mañana...

E: siempre y cuando descanses... Y comas...

M: eso no es difícil para mí... (Recostándose en el asiento)

>>>

Entraban a la recámara cuando Esteban tocó el tema de la discusión que tuvieron.

E: no sabía que él fuera amigo de tu ex...

M: ni yo sabía que estaría aquí... No debiste hablarle así, él no tiene la culpa de nada...

E: solo le pedí que te trate como lo que eres, una princesa...

M: también soy una mujer...

E: para mí eres mi mujer, para los demás eres una princesa San Román...

M: Esteban... No entiendo tus celos...

E: te quiero solamente para mí...

Ese tono posesivo podía sonar machista, pero tenía un lado satisfactorio y hasta romántico...

M: necesito bañarme...

E: qué casualidad... Yo también... Vamos...

M: ¿a bañarnos juntos...?

E: sí...


*******************


La primera parte de la luna de miel en el completo anonimato había sido excepcional. Sin prensa ni gente alrededor.

Pero una semana después, viajaron a unos de los puertos más bonitos del continente.

Los periodistas los recibieron en el puerto, en donde abordarían el yate real de Los San Román.

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