Capítulo 32

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Capítulo 32

María apretó mucho la mano de su príncipe, por lo que él supo que no bromeaba.

E: pero faltan 15 días...

M: no sé qué pasa... Pero no quiero correr riesgos... Llévame al hospital...

E: sí... Mantente tranquila...

Esteban se sentó en el banco del frente y le dijo al cochero que apresurara el paso, entonces volvió al lado de su esposa.

E: respira...

M: no dejes de saludar... (Haciéndolo ella y sonriendo)


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El besa manos se retrasó y nadie supo por qué.

Los invitados especulaban, pero les dijeron que la Familia Real se disculpaba y que estarían con ellos pronto.

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Esteban se cambiaba de ropa a las millas, no podía irse con el uniforme militar al hospital.

A María la ayudaba su cuñada y su suegra a ponerse más cómoda, mientras que sus cuñados hablaban con el equipo médico y organizaban el traslado de incógnito.

El rey hablaba con su asistente, se encontraba nervioso, era su primer nieto, el hijo de su hijo estaba a punto de nacer. Y él con un banquete que presidir...

E: ya estoy listo... (Saliendo del vestidor, vio a María sentada en la cama)

Me: termino con los zapatos y ya...

Ju: le pediré a Rafael que haga más breve el banquete e iremos al hospital...

E: sí mamá...

Me: yo iré con Esteban y María...

E: es mejor que no... No ahora... Ya hablarán lo suficiente cuando noten nuestra ausencia..

Ju: tu hermano tiene razón, hija...

E: bueno, vámonos ya...

Casi que tuvieron que levantar a María entre Esteban y su hermana, a la ayuda llegaron sus hermanos para acompañarlos hasta el coche.

El Jefe de la Casa del Rey iría con ellos. El propio rey se los comunicó. Y más que consejos, les dio todas las bendiciones de un padre a sus hijos.


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La entrada al hospital la harían por la parte trasera, porque desde hacía una semana, la prensa y muchos amantes de la monarquía acampaban en la puerta principal, a la espera del alumbramiento real.

El acontecimiento desde ya era una locura. La expectación y los ojos del mundo estaban puestos sobre ese momento especial y a la vez histórico.

Igual que hace más o menos un año hicieron en la boda de los príncipes.

M: Esteban... No importa lo que digan los médicos, ni el jefe de la casa... No quiero que te separes de mí... Por favor...

E: y yo no pienso separarme ni un segundo de ti... Despreocúpate de eso, mi amor...

La besó repetidamente en la frente, sin soltarle la mano.

M: avísale a mis papás y a mis hermanos...

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