Capítulo 17

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Capítulo 17

Esteban se apartó antes de que ella lo tocara. Y su voz sonó como un rugido.

E: pero yo no quiero que lo seas.

L: acepto que te ofendí... Me equivoqué... Pero te he echado mucho de menos, no puedo vivir sin ti.

E: lo nuestro se acabó.

L: pero tú me amas... Y me deseas... Pasamos tantos momentos inolvidables...

E: eso es el pasado. Estoy de lo mejor con mi esposa.

L: mentira. Las princesas no te gustan, las mujeres de la realeza nunca te han atraído...

E: tú no sabes nada de mí... Y se te acabaron los 2 minutos.

En esta ocasión sí abrió la puerta y al parecer ninguno de los organizadores ni su gente de confianza sabían de aquella trampa.

Los otros cantantes y músicos aparecieron finalmente y discutieron lo del concierto para recaudar fondos para una buena causa.

Comieron como estaba planeado, y el príncipe Esteban sintió la mirada de aquella mujer durante todo ese tiempo.

Bien podía pedir que ella no participara, pero podría verse mal para los demás artistas y aún para el público y hasta la fundación que ya la había anunciado.

>>>

L: ¿No vas a despedirte de mí...?

Cuando Esteban era escoltado a la salida en busca del coche.

Volteó a mirarla y con expresión seria le deseó buenas noches.

L: solo te pido que lo pienses... Estaré esperando tu llamada... Como en los viejos tiempos...

Así había sido, siempre que se veían era porque el príncipe quería y tenía tiempo.


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Durante todo el trayecto en el avión, Esteban se la pasó pensativo y molesto.

Los hombres podían llegar a ser idiotas al extremo. Definitivamente no pensó con la cabeza cuando mantuvo una relación tan volátil con esa mujer.

Aterrizó y un helicóptero militar lo esperaba para llevarlo al palacio.

Y fue cuando se bajó que notó que María lo estaba esperando en la pista.

Cubierta con una chalina porque empezaba a refrescar y más por las noches.

E: ¿qué haces aquí...?

El tono de Esteban fue extraño, serio, como si le reclamara en vez de simplemente preguntarle...

M: esperarte... Si no te gusta que lo haga, no se vuelve a repetir... (Cruzada de brazos y dando media vuelta para entrar)

Él la detuvo, la abrazó y la hizo girar entre sus brazos, qué idiota era...

E: no mi amor... No es eso... (Acariciándole los brazos, para besarle luego la boca) Es tarde, creí que estarías dormida ya...

Se le olvidó dejar el enfado de la mala experiencia en otro lugar.

Esteban la abrazó y fue así que entraron al palacio.

M: ¿cómo te fue...?

E: bien... Está todo casi listo para el concierto...

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