Capítulo 23

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Capítulo 23

Los dedos de la princesa se enterraron en la piel de su príncipe... El placer que le causaba con cada movimiento estaba siendo descomunal...

E: te amo... (Entre un jadeo y otro) No podré amar a nadie como a ti...

M: Esteban...

María se encontraba gratamente elevada por el placer... Esteban entrando y saliendo de ella era una sensación que siempre disfrutaría... Y que añoraría...

E: eres la mujer que nació para mí...

M: te amo... Te amo...

La música en el jardín seguía sonando, algunos bailaban, otros hablaban y otros ya se habían retirado... Pero todos habían disfrutado más que la primera boda...

Aquella vez celebraban el compromiso, ésta celebraban el amor... Y ahora ambos irían de la mano... Ellos serían el mejor ejemplo para muchos de que sí podía ser así...

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El palacio estaba ubicado a la par del océano, era una zona oficialmente del estado, por lo que nadie podía acercarse mucho.

El sonido del mar se escuchaba en la habitación de los futuros reyes...

Esteban se había despertado primero y abierto las cortinas y la puerta deslizante del balcón que tenía vista al mar...

El día anterior había estado lleno de emociones, un constante corre y corre, pero estaba feliz... Se sentía realizado... La mujer que amaba y que lo amaba dormía a su lado, pero además de eso, esa misma mujer era quien lo acompañaba a todos lados, su consorte y a quien no debía esconder.

María se removió, estirando una mano como buscándolo a él. Entonces Esteban rió.

E: ¿no estarás pensando que me fui...? (Acercándose a besarle el cuello)

M: ¿qué hora es...?

E: buenos días, mi amor... ¿cómo amaneciste? Yo, feliz, ¿y tú?

M: buenos días, mi amor... (Abrazándose a él)

E: ¿qué tal pasaste la noche...?

M: muy, pero muy bien...

E: me da gusto... ¿quieres quedarte todo el día en la cama...?

M: ¿podemos quedarnos otro ratito más...?

E: lo que mi princesa quiera... Eso vamos a hacer... (Envolviéndola con sus fuertes pero cálidos brazos)

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Fue a media mañana cuando salieron de la habitación y verdaderamente estaban solos, uno que otro miembro del personal, pero nadie de sus familias.

M: ¿se fueron...?

E: te lo dije ayer, mi amor... Que conste que yo les pedí que se quedaran y no quisieron, prefirieron dejarnos solos...

M: me imagino que les insististe...

E: no mucho... Pero ya sabes, la educación ante todo...

M: a mí también me gusta mucho cuando estamos solos...

Esteban la atrajo hacia su cuerpo y la besaba cuando salió el ama de llaves a preguntarles si iban a desayunar.

E: claro que vamos a desayunar...

M: ¿puede ser en el jardín...?

"Por supuesto que sí, Su Alteza. En este momento nos encargamos."

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