Ahora mismo estoy dañado. Mentalmente dañado. Más bien mareado al calcular mi situación económica tras invertir en el teclado sobre el que tecleo estas letras, y en el que tanto insistía necesitaba para escribir este relato. Pero el dinero no es problema, mami me lo dijo. Que gastaré mucho ahora, pero que terminaré recuperándome en enero, cuando todos estos regalos festivos terminen. El problema, y es el principal en el que me voy a enfocar en esta historia, es que... adivinen...Tengo el corazón roto.
¿Pero por qué me estoy adelantando tanto a los hechos? Es una pregunta seria que yo mismo me hago a mí mismo. Velo ahí. No puedo siquiera formar oraciones coherentes, libres de redundancia. Mi creatividad está por los suelos, y por eso escribo una historia mía en vez de terminar la de Maxine. Aparte de que no sé cómo empezar esta mierda. No sé cómo empezar a contarles lo que quiero contarles. Qué digo, no sé siquiera si quiero contarle nada a nadie. Solo quiero escribir.
Nada muy dramático, porque es real, pero será un relato corto del que espero no te aburrirás. ¿Bien? ¿Firmamos un contrato de que te quedarás a leer mis estupideces? Así como yo firmé el contrato con Alorica para que me aceptaran como parte de sus cientos de esclavos en la planta.
Vale. ¿De qué se trata todo esto? Sí, porque hasta yo estoy perdido. Bueno, mira, te voy a ser sincero, esto que lees ahora, que es el capítulo uno, en realidad empecé a escribirlo de randommente una mañana dos días antes de navidad -como te habrías enterado ya si has prestado atención-. Quizá lo hago así porque ahora tengo mi teclado Magic Keyboard de Apple y estoy, como dirían los españoles, bien mono; como dirían los dominicanos... sí, creo que los dominicanos también lo decimos así. El punto es, y disculpa mi poco profesionalismo al lápiz, es que ya había escrito un capítulo 1 entero para Neverita, y la mitad del dos. Entonces..., ¿qué se supone que estoy haciendo ahora?
¿Me preguntas a mí?
Quería tener un principio aesthetic pero me voy a tener que conformar con esto. Voy a hacer como Stephen King y seré una brújula. ¿Y recuerdan eso del abogado y las acciones legales del Antes de leer? Quizá me pase eso por el culo. (Isaac, si lees esto, no es nada personal).
Pero no me quiero pasar por el culo todo lo que escribí en esos capítulos. Aquí les va un resumen que es muy importante para ponerlos en contexto. Esto es Neverita, un relato serio y formal por un autor serio y formal, no un mensaje de WhatsApp. Por el amor de Dios, joder.
Esperen, déjenme cambio de playlist, que Eladio Carrión y sus obscenidades no son precisamente canciones hechas para concentrarte a escribir. Ahí puse una que Apple Music dice que me va a enfocar, vamos a ver si es verdad.
Tomando el metro hacia Teleperformance, ahí me tenía el capítulo 1 original. Allá en la Kennedy, sinónimo de Casa del Diablo. Para los no-dominicanos, me quedaba muy lejos. Y yo estaba bien con eso. Estaba bien con viajar todos los días a aquel centro de llamadas por el afán de trabajar. Yo, que una temporada anual atrás ya había terminado el colegio, y otra más atrás había cumplido dieciocho; porque ni Bela y Amelio, ni mucho menos La Mirona, eran historias que me sostendrían económicamente anytime soon; porque me sentía presionado a entrar a la universidad, a ir en contra de mi pasión, de mis deseos, traicionándome a mí mismo en el proceso. Por eso quería trabajar, porque quería sentirme independiente, libre. E iba a hacer algo cercano a lo que se diría 'cualquier cosa' por verme ahí.
Trabajar horas nocturnas. Aceptar salarios inferiores al del resto de mis posibles colegas. Visitar la Casa del Diablo todos los putos días, también. ¿Qué puedo decirles? Era muy inocente, sin experiencia alguna, y el no tener titulo universitario más ser muy joven provocaba que me menospreciara a mí mismo. Lo único que tenía yo era el inglés y lo que sea que vieran esos entrevistadores en mí. Porque en cuestión de días tenía media decena de call centers encima de mí, locos por emplearme.
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neverita ©
Short StoryDicen que es pecado de autor escribir sobre sí mismo, pero este relato no es sobre mí. Este relato es sobre una chica, y el amor que sentí por ella. Supongo que sería más acertado debatir en cuanto a si ese amor lo era en realidad.