Capitulo 3. La carta

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Capitulo 3. La carta

Hermione: POV


Maneje en silencio de regreso a casa. Odiaba no saber que iba a pasar, todavía evitaba dirigirme hacia mi casillero temiendo que Lavender le contara todo a Padma y a Parvati

y ellas decidieran buscarme. No tenía miedo de ellas, sino de lo que me pudieran hacer. He visto lo que les sucede a las personas que les desagradan. No me había ido tan mal como a esos tontos en lo que a la banda de zorras se refiere, pero todas estaban en mi clase de deportes. Eso me daba una razón para saltarme deportes... ¿no?

Y luego estaba toda esa situación con los Weasley.

También me tenía que esconder de ellos, y había un Weasley en prácticamente cada una de mis clases. Tenía Historia con Bill, Matemáticas y Arte con Ginny y el último

periodo Ingles con Ronald. Estoy segura que ellos ni sabían que yo estaba ahí, pero ahora estaban buscándome. No podía saltarme todas mis clases. Sentí nauseas. Sentí un

nudo en la garganta y contuve mis lágrimas ante el pensamiento. Y luego un amargo sentimiento de rabia me invadió. Evito a las personas para que me dejen en paz y no

quieran patearme el trasero más de lo normal. Pero ahora ¡estoy hasta la mierda de problemas y no es justo! azote mi tablero y bufe. Gente ­ si es que así se les puede

llamar a los adolescentes, aman molestar al más débil. Y desafortunadamente para mí, sucede que soy uno de esos débiles. Desearía ser más fuerte y más valiente. Pero

no lo soy. No soy una chica atrevida, ni poseo un súper poder que aleje a mis enemigos. Solo soy un blanco fácil. Lo he sido desde la secundaria. Mierda... yo patearía mi

propio trasero.

No me atreví a poner música en la chatarra de camioneta que tengo. Empeoraría mis nervios y ya estaba más asustada de lo usual. Estaba contemplando la posibilidad de

no ir a la escuela mañana. Todo depende de que turno tenga mi padre esta semana y si mi camioneta tiene gasolina y motor para manejar a algún lugar. Mientras manejaba a

casa rápidamente deseche toda idea de saltarme la escuela. Mi corazón se empezó a acelerar y el repentino dolor en el pecho apareció al tiempo que veía la patrulla de mi

padre.

El estaba en casa.

Estacione en mi lugar de siempre y respire profundamente. Mire hacia la puerta de mi casa y temblé un poco. Abrí titubeante mi puerta y salí de la camioneta. Aterrice en el

lodo y chille. Claro que hay lodo; aquí llueve todo el día. Cerré la puerta tras de mi y camine lentamente hacia la puerta de mi casa, con las botas llenas de lodo. Agite mis

botas en el tapete especial que Padre compro. Las sacudí con furia y determinación. La última vez que entre a la casa con las botas sucias, estaba tan enojado que cuando

las encontró casi me avienta una a la cara. De hecho lo hizo, pero logre esquivarla y termino dando en la pared.

No podía creer como temblaban mis manos mientras abría la puerta de mi propia casa. Camine hacia adentro, y el aroma a pollo frito me golpeo mi estomago rugió

contento. La casa estaba en silencio, excepto por el sonido del aceite hirviendo y el rugido de la multitud en un juego de Hermione por la tv. Pase lentamente la sala y vi a mi

padre sentado en su sillón de siempre, sin botas y con una lata de cerveza en la mano, su cabeza echada hacia atrás en el sillón. Estaba dormido, su boca abierta (sus

Y Luego Estas Tu (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora