Capítulo 1

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Era un caluroso día de verano en Londres, cuando la única hija del conde Kruger fue presentada ante esta sociedad, por supuesto también fueron presentadas más señoritas casamenteras, cómo la hija del barón Kelsen o la hija del marqués Anderson, pero la señorita destaco ante todas estas señoritas, como una flor blanca entre mil rojas.

Claro como una señorita con tal belleza no destacaría entre todas esas damas sosas y aburridas. ¿Qué le esperara a esta bella dama en esta temporada?, esperemos que por lo menos un marido!

Periódico de la sociedad de Londres año XXXX

Estaba contemplando el exterior de mi venta, después de haber leído por centésima ves ese periódico en el cual me proclamaban la dama más bella de la temporada cuando Lili toco a mi puerta

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Estaba contemplando el exterior de mi venta, después de haber leído por centésima ves ese periódico en el cual me proclamaban la dama más bella de la temporada cuando Lili toco a mi puerta.

-Señorita Adeline, ¿sigue leyendo esos periódicos?, dijo Lili tomando el periódico de estaba en mis manos - ya sabe que el conde los ha prohibido- dijo con un tono un poco enojado - me meterá en problemas si el conde la ve leyendo esto.

- Lo se Lili, pero no te preocupes ese periódico es viejo - dije señalando al papel - ves mira la fecha es de hace tres temporadas, además no es como que mi padre me visitaría en estos instantes, normalmente él siempre me llama, ¿cómo lo hizo ahora y es por eso por lo que estás aquí no? – Una leve sonrisa burlona inundo mi cara, era normal que Lili se preocupara por mí, pero no era una niña pequeña, sabía que mi padre no se asomaría a mis aposentos por lo que podría hacer lo que quisiera, era mi única libertad.

Lili ignoro mi intento de molestarla, solo sacudiendo su cabeza en el proceso

-Así es mi señorita alguien la llama, pero esta vez no es el conde si no la condesa – dijo con una sonrisa en su cara

- MI MADRE???, dije ante la gran sorpresa, ¿ya está mejor del resfriado que tenía?, pregunté

- Si mi señorita.

Agarré el periódico que seguía sosteniendo Lili en sus manos y lo metí en el libro que estaba en mi tocador, para después comenzar la caminata hasta el cuarto de mi madre, sabía que había ocurrido algo importante pues mi madre no era de las damas que le gustaban que la molestaran después de haber estado enferma, en general no salía de su habitación hasta después de una semana, y por mi temible desgracia sabía que esto se trataba acerca de mi matrimonio.

-Madre, me llamaste- dije acercándome a ella lo suficiente para notar que ya se había recuperado de su resfriado.

-Addie acércate, siéntate al lado mío, dijo con una voz un poco ronca -no te preocupes mi resfriado ya ha pasado por lo que no tienes que preocuparte, aunque claro mi voz no ha regresado tanto todavía.

- Madre aun así no te sobre esfuerces puede ser malo para tu salud- dije un poco preocupada, aunque mi madre no era de las personas que se enfermaban, si era de las personas que cuando lo hacían caían en cama.

- No te preocupes, no hay enfermedad que tu madre no haya enfrentado, además crees que con tener que soportar a tus hermanos y a ti no me he hecho más fuerte cada vez más

- Dirás mis hermanos, dije con una media sonrisa, sabía que lo que se aproximaba sería una charla que duraría una eternidad acerca de mi matrimonio, por mi desgracia mis hermanos se habían casado a una edad temprana para ser más precisos a los 20 años, en cambio yo tenía 21 y ni siquiera había estado comprometida con alguien, cosa que no le gustaba a mi madre, pues ella creía que terminaría siendo una solterona.

- Bueno por lo menos tus hermanos ya están casados, en cuanto a ti señorita no hay ninguna futura esperanza, dijo mi madre mientras me señalaba

- No es como que no me vaya a casar nunca, solo que todavía no he encontrado a alguien que me interese. – y era la verdad de todas las invitaciones de cortejo y proposiciones que había recibido no me interesaban.

- ¿¿alguien que te interese?? - dijo mi madre, levantándose del sillón en el que estaba sentada. -Adeline todos los hombres respetables de Londres se te han propuestos, ¿cómo que no has encontrado un hombre que te interese?

- Madre no exageres no todos los hombres respetables en Londres se me han propuesto solo han sido 7, dije mirando al suelo, yo sabía que a mi madre no le gustaba que le respondiera, pero era la verdad solo se me habían propuesto 7 caballeros respetables en los cuales 3 eran de la misma edad que su padre y eso sí que no iba a suceder.

- ¡Ay de verdad! - dijo mi madre, acompañado de un suspiro y el viento de su abanico. -siento que me están volviendo los dolores de cabeza contigo señorita, por Dios Adeline tienes 21 años, a esa edad yo tenía ya a tu hermano mayor.

No era como que fuera la primera vez, que mi madre me había dicho eso ella se había casado con mi padre con tan solo 20 años, ni yo me imaginaba casada a esa edad y mucho menos teniendo hijos, pero eso era cosa de la sociedad, no podía yo una simple mujer, cambiar el pensamiento de miles de personas, esa era una de las razones por las que no había aceptado alguna propuesta o invitación de cortejo.

- Bueno eso fue porque encontraste a un hombre respetable y amable como mi padre, en cuanto a mí solo me tocan las atrocidades de la sociedad, además tu tardaste dos años en casarte madre.

- Es cierto que tarde dos años, pero fueron dos años de cortejo con tu padre, tú en cambio no has aceptado ni la visita de los caballeros, rechazas inmediatamente sus cartas, entiendo algunas pero las otras no tienen ningún sentido.

sabía que mi madre tenía razón, de hecho, había rechazado 4 propuestas de cortejo de caballeros respetables sin ninguna razón aparente, pero si había una razón, bueno había muchas más, pero la más importante era porque estaba enamorada y no de cualquier si no de Lord Barton, el Hombre más codiciado de toda la sociedad, lo había conocido cuando estaba en mi segunda temporada y por el cual caí rendida a sus pies, bueno no exactamente, pero se había sentido así.

-Hola, Adeline te estoy hablando, dijo mi madre agitando su mano en mi cara, estaba perdida en mis pensamientos y había ignorado lo que había dicho desde hace un rato, por lo que solo dije

- Si, ¿qué decías madre?

Y volví a entrar en mis pensamientos....

El Amor de la CondesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora