Capítulo 10

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Al día siguiente, me encontraba en la habitación, con una hoja de papel enfrente y una pluma en mi mano, pero sin una palabra escrita, pase toda la noche pensando en que podía escribir, pero no se me ocurrió ni como empezar, debería de comenzar con querido lord Barton o tal vez sería mejor empezar como querido Liam o quizás era demasiado informal, bueno ya nos referíamos por nuestros nombres así que podía referirme así también en una carta ¿no?, mi cabeza era un lio, escuche dos golpes en la puerta de mi habitación.

-Adelante - no levante la mirada del papel en blanco por lo que no pude ver que el señor Birtley el mayordomo estaba en mi puerta.

- Señorita, disculpé las molestias, pero no encontraba a Lili por lo que tuve que subir - Dijo el mayordomo

- ¡Oh!, señor Birtley - dije levantando la mirada y guiándola hacia él señor Birtley - Lili está de vacaciones, pensé que la señora Birtley le había dicho.

- Ya veo, pero eso no era lo que quería comunicarle, el duque vino a visitarla, ¿le gustaría que mandara a una sirvienta para que venga a ayudarla a arreglarse?

Me quede callada, pensando en cómo iba a afrontar la situación, debía de pedirle perdón por mi enojo sin sentido o simplemente hacer como si no pasara nada, nunca había tenido alguna pelea con un hombre que no fuera mis hermanos, y en esos casos nunca me disculpaba, en cambio simplemente hablábamos como si nada.

- ¿Señorita, le digo que no desea verlo? - pregunto el señor Birtley, después de ver la cara de preocupación que tenía.

- No, bajare en unos 5 minutos

- ¿Necesita alguna sirvienta?

- No, ¿puedes ir llevándole galletas y té?

- Esta bien, señorita Adeline - después de decir esto el señor Birtley se despidió con una leve reverencia.

Realmente no ocupaba 5 minutos, pues mi madre me había enseñado que siempre debía de estar bien vestida, y este día en específico estaba muy bien preparada, pero ocupaba relajarme y pensar bien como afrontaría la situación, realmente era mi error por enojarme por algo tan "algo trivial", aunque realmente si me había enojado por algo serio, pues que te lleven a rastras, no es algo bonito, pero aun así no debí de enojarme de tal manera, sin pensarlo más y porque muy probablemente ya habían pasado los 5 minutos, decidí bajar y afrontar la situación.

-Buenas tardes, lord Barton - mire a Liam que justo se había metido una galleta en la boca, por lo que no pudo responderme, este hecho me causo mucha gracia, era más que claro que aparecería una sonrisa en mi cara. - No tiene por qué responderme ahora - dije después de contener con todo mi ser la risa que empezaba a desarrollarse dentro de mí.

- Discúlpeme, miladi - pudo por fin decir Liam mientras intentaba terminar de comerse la galleta a la que tuvo que acompañar con un buen sorbo de té.

- Parecen que están deliciosas - señale las galletas que estaban en una bandeja, se miraban tan apetitosas que me dieron ganas de comerme alguna.

- lo están - dijo Liam mientras sonreía, después de un breve silencio preguntó - ¿desea alguna?

- Tal vez en otro momento, ¿Por qué esta aquí, lord Barton? - dije mirando mi guante.

- ¿Por qué volvimos a referirnos por nuestros títulos, lady Krueger?

- No lo sé, aun así, yo pregunté primero por lo que sería mejor si respondiera primero mi pregunta - dije poniendo los ojos en blanco

-No lo hare hasta que me llame por mi nombre- lo mire y pude observar determinación en sus ojos, por lo que simplemente lo deje pasar.

El Amor de la CondesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora