Capítulo 5

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Al llegar al balcón, empezamos a conversar

-Muy bien milord, ya tiene la privacidad que deseaba ahora responda mi pregunta.

Quería ser directa y rápida, para que la valentía que había crecido en mi interior no desapareciera y se convirtiera en vergüenza.

-Lady Krueger, con todo el respeto que una dama se merece no es usted muy impertinente

Oh, podría ser muchas más cosas que impertinente, tenía una lista de sustantivos que mis hermanos me habían dicho.

- Si de hecho lo soy, ahora responda mi pregunta. - lo mire a los ojos, él estaba claramente confundido, como si estuviera analizando su propia existencia, mi paciencia no era la que se acababa si no mi valentía empezaba a sentir como mis orejas se ponían rojas.

- Lo que usted dijo es correcto, Estoy buscando un matrimonio por conveniencia, pero no solo eso si no una persona con la que pueda llevarme bien, ahora está contenta con su respuesta Lady Krueger – Dijo un poco molesto a mi impertinencia.

Hubo silencio durante unos segundos, me encontraba mirando al suelo para que no pudiera ver como mis cachetes se ponían rojos, con toda la valentía que me quedaba dije

-Cásese conmigo

- ¿Disculpe? – dijo Liam pensando en que se había imaginado lo que había salido de mi boca

- Cásese conmigo, lord Barton, usted necesita un matrimonio al igual que yo. – Esperaba que no se hubiese escuchado el momento en donde me mordí la lengua de los nervios, al final de la oración, estaba tan nerviosa y esperaba que no se notara en mi cara y agradecía que Lili no me hubiese hecho un moño, agradecía el hecho que en cambio me dejara el pelo suelto para así poder cubrir mis orejas que se encontraban claramente rojas.

- Creo que no me entendió, miladi – dijo Liam mientras se pasaba una mano en el pelo, cosa que lo hizo ver más guapo con su pelo revuelto, me preguntaba cómo se vería recién levantado, basta Adeline concéntrate en lo que vas a responder.

- Si lo entendí, y me quedo muy claro – de hecho, mucho más claro que él, que tenía una cara de confusión total.

- Yo no puedo darle amor – Dijo Liam mirándome con esos ojos grises, intentando no desviar mis pensamientos.

- Y yo no lo necesito, lo que ocupo de usted es que acepte casarse conmigo, no tiene que responderme ahora, si acepta envíeme flores lavanda y si no acepta entonces envíeme rosas rojas. – Cuando ya iba a darme la vuelta pude escucharlo decir

- ¿Por qué rosas rojas? - Liam evito darme una respuesta, pero pareciera que causo bastante curiosidad el hecho que mencionara las rosas rojas, cual dama de la sociedad de Londres no quisiera recibir rosas rojas, pues a mí no me gustaban, pero no le iba a dar ese pequeño detalle.

- Porque pasaran desapercibidas, hoy muchos de los caballeros con los que baile están buscando matrimonio, por lo que en el transcurso de estos días recibiré muchas rosas rojas, así mi padre o mi madre pensara que fue simplemente un agradecimiento por bailar con usted en cambio sí envía lavandas verán que busca algo serio y destacara ante el resto, entonces milord me retiro, estaré esperando su respuesta.

Y así me fui con la frente en alto, sin esperar que él se despidiera de mí, poco tiempo después busqué a Roberth para decirle que me sentía indispuesta, que me iba a ir temprano, al encontrarlo estaban mis tres hermanos reunidos y como si presintieran algo, los tres me preguntaron

- ¿Estas bien, Addie? - de lo cual me aproveche y les dije que me iba a retirar antes de que terminara este baile ya que no me sentía bien, hice una reverencia y me dirigí hacia el carruaje que me esperaba y me fui de ese baile, durante todo el camino y en mi alcoba me puse a pensar en la locura más grande en la que me había metido.

El Amor de la CondesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora