CAPÍTULO 20: Satisfechos

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Jungwon perdió la cuenta de cuántas personas distintas había besado. Empezaron a arderle los labios, pero no quería detenerse. Había recuperado un poco la confianza respecto a su físico, o al menos bajo la influencia del alcohol, pues siguió bebiendo aún más mezclas que le ofrecían diferentes personas que buscaban coquetear con él. Rápidamente ganó popularidad entre los bailarines. Y los manoseos con una única persona pasaron a ser de dos o incluso tres.

A pesar de disfrutar de las diversas sensaciones y tactos, sentía que su cuerpo no le pertenecía, como si fuera un ser a parte observando cómo un extraño manejaba sus extremidades. No podía reconocerse, no quería hacerlo. Estaba tan sumergido en el ambiente que acabó sofocandose de sus propias acciones, la consciencia estaba abriéndose paso en su mente de forma tan brutal que decidió silenciarla con más alcohol.

En esta ocasión su pareja era una chica rubia de ojos verdes y piel levemente bronceada. Era delgada y tenía un par de lunares debajo de su párpado inferior derecho. Su delgada blusa, casi transparente, mostraba su sostén. Y sus cortos y ajustados shorts blancos dejaban a relucir unas fuertes y tonificadas piernas. Jungwon no pudo evitar pensar en la primera vez que vió los muslos de Jay, en su cabello rubio, en su fuerte torso...Pero de nuevo, ese beso, que empezaba a gustarle por el parentesco con Jay, fue toscamente cortado. Jungwon abrió los ojos atónito sin saber lo que ocurría. Un chico mucho más alto que él y más robusto, lo acababa de apartar de un empujón.

— ¿Eres un maldito prostituto o qué? ¿por qué mierda besas a mi novia? —preguntó acercándose de forma amenazante mientras se remangaba la chaqueta roja.

— ¿Novia? —Jungwon se giró hacia la muchacha, que en ese momento había cambiado su actitud seductora a una tierna e inofensiva detrás de aquel aterrador chico.


— ¡¿Te estás burlando idiota?! —el chico empujó a Jungwon con una fuerza tremenda, haciéndolo chocar con más personas detrás. El menor apenas entendía lo que estaba ocurriendo y miró de nuevo a la chica en busca de una explicación. Sin embargo, esta se encogió de hombros y le sonrió maliciosamente. Su lenguaje corporal había cambiado totalmente, aquella chica lo usó para celar a su novio, que desafortunadamente era un gigantón a comparación del delgado cuerpo de Jungwon. Quien por fin entendió el problema en el que se había metido – ¡Contesta, maldito! —el chico volvió a querer empujarlo, pero el menor reaccionó rápido y se escabullo entre la multitud — ¡Vuelve aquí! —

Jungwon empezó a esquivar a las personas como pudo, no pudo evitar empujar a algunas que terminaban apartándose al paso del otro chico, pues nadie quería ser tacleado por tremenda bestia. El menor, desesperado empezó a zigzaguear y maniobrar entre mesas de juegos o de comida, pero parecía inutil. Recorrió toda la casa en busca de alguna sala en donde pudiera esconderse, pero no lograba perderlo de vista, y para empeorar las cosas, el muchacho se juntó con un par de amigos de su tamaño para atraparlo.

El menor cometió el error de llegar hasta el fondo de la mansión por medio de un pasillo sin salida, topándose con una blanca e inconveniente pared. Estaba por voltearse para correr desesperado a otra dirección, pero en seguida una botella de vidrio se estrelló a su derecha partiéndose en múltiples trozos afilados de diversos tamaños que salieron disparados en todas direcciones. Se petrifico del susto, << ¿Acaso querían matarlo? >> pensó. Sintió como la sangre abandonaba su rostro dejándolo completamente pálido. No tardó en estrellarse una copa de cristal a su izquierda derramando todo el líquido que contenía y salpicando la pared << ¡¿Era una maldita broma?! >>. Una segunda botella fue lanzada con fuerza justo a su cabeza, Jungwon se cubrió con los brazos y se agachó a tiempo. Varios gritos de personas cercanas a la zona se hicieron presentes.

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