CAPÍTULO 5: The Effect

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Empezó a escucharse el famoso remix de I Took A Pill In Ibiza desde las grandes y potentes bocinas de los costados. Las luces cambiaron entre tonos azules y rojos. Y los estudiantes y graduados se movieron al ritmo de los bitz. El ambiente estaba alocado y los vitoreos y pinturas salían disparados de casi cualquier dirección. Pero en alguna parte del área libre, se encontraban Jay y Jungwon metidos en su propia y envolvente atmósfera. Se tambaleaban de un lado a otro abrazándose y dándose besos apasionados. La temperatura en sus cuerpos aumentó, sus pupilas se dilataron y su sensibilidad se potencializó de una manera abismal.

Estaban listos, el efecto de las drogas estaba en su punto máximo. Cuando los dos comenzaron a sentir cosquilleos placenteros decidieron ir a un lugar más privado. Estaban desesperados, y además desubicados y sin acceso a una de las recámaras de las mansiones. Al menos no de las que se encontraban en el segundo piso, las de la planta baja estaban disponibles para cualquier invitado, pero no se podían apartar y tenían que buscar una libre.

Jay tomó de la mano a Jungwon y los dos comenzaron a correr hacia el interior de la mansión más cercana. Doblaron la esquina para correr por un extenso pasillo con una hilera de puertas cerradas. Por un momento Jungwon sintió que estaba volando y recordó el momento en que escapó con Jay de las instalaciones de la escuela, el aire golpeando su cara y sus cabellos elevándose por la velocidad...era agradable. Los dos chicos no dejaban de reírse y jugar mientras buscaban alguna recamara, pero al mismo tiempo estaban frustrados por no encontrar ninguna. Fue entonces que se desviaron a una zona de otro tipo de salas y Jay pateó la primera puerta que vió, esta chocó estrepitosamente con la pared dándoles acceso. A simple vista tenía algunas repisas con objetos para la fiesta y algunas cajas cerradas.

Los chicos voltearon a un costado, recargadas en la pared había algunas colchonetas y al lado un colchón, que Jay tomó con fuerza y lo tumbó contra el suelo, luego pensarían en lo apresurados que fueron esa noche, pero estaban demasiado excitados como para buscar un mejor sitio. Jungwon le puso seguro a la puerta y fue desabrochando su chaqueta y los botines conforme se acercaba a Jay, quien desesperado se deshizo de todas las prendas de la parte de arriba. Cuando Jungwon llegó al frente de Jay lo empujó con besos hasta el colchón y Jay lo tomó del cuello para profundizar el tacto de sus bocas e introducir su lengua. Los dos se agacharon y se dejaron caer, el menor encima del otro.



Jungwon fue tanteando el pecho del mayor hasta llegar a su abdomen, acariciando su marcado torso. Jay por su parte, empezó a desabrochar el pantalón del menor y con un fuerte jalón sacó volando el botón de este. Jungwon se quitó su chaqueta y se sacó la playera, Jay empezó a besar y lamer su torso. Los dos ya estaban algo descubiertos, solo faltaba la parte de abajo. Jungwon se recargó hacia atrás con sus brazos y levantó levemente las caderas, mientras que Jay tiró de sus pantalones de un jalón para luego lanzarlos en alguna otra parte. Luego repitieron la acción, pero con los pantalones del mayor.

Ahora estaban sentados en boxers besándose apasionadamente. Jay tomaba con fuerza el cuello de Jungwon y este lo abrazaba acariciando su espalda. Empezaron una pequeña batalla de fuerza con sus bocas y lenguas, hasta que en un descuido por parte de Jungwon, Jay lo tiró colocándose encima. Mientras continuaban besándose fueron apretando y frotando sus entrepiernas, dando paso a los jadeos y suspiros cargados de anhelo por más tacto. Jay agarró las piernas de Jungwon y las levantó para acomodarse más cerca y comenzar a deslizar sus boxers.

Jungwon colocó sus manos detrás de su cabeza, pues estaba la pared y con sus apasionados besos se fueron recorriendo hasta quedar a pocos centímetros de ella. Sintió como los dedos del mayor invadían su entrada, apenas a la tercera penetración con movimientos circulares ya empezaba a succionarlos, sentía unas intensas rafagas de placer recorrer su cuerpo. Jay notó lo estimulado que estaba, así que no se preocupó por dilatarlo más, se bajó los boxers y comenzó a introducir su pene.

No controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora