CAPÍTULO 17: Consuelo

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Jungwon se encontraba más animado después de bailar un rato con Sunoo, luego de varias canciones se arrinconaron a un costado para beber agua. Jungwon notó que el mayor estaba algo intranquilo, y de acuerdo con lo que le dijo hace un rato, probablemente estaba pensando en Sunghoon. Jungwon se acercó más a él para preguntarle:

— ¿Piensas en Sunghoon? —el mayor alzó la vista sorprendido.

— Em... si —balbuceó.

— Ve a buscarlo, yo estaré bien —mintió. Aún se sentía dolido, pero en ese momento le agobiaba más pensar que su amigo permanecería intranquilo toda la noche si se quedaba a su lado.

— ¿Estás seguro? Podemos bailar un rato más, o jugar en... —

— No te preocupes, en serio me siento mejor —insistió Jungwon. Sunoo en verdad quería buscar al chico de lunares, pues no volvió a resistirse y asintió para correr en busca de Sunghoon. El menor dejó su vaso de agua sobre la mesa.

Jungwon pensó en buscar a Niki, pero descartó la idea al pensar que le amargaría la fiesta si le contaba de su incidente con Jay. Quería estar solo, al menos de sus conocidos. Miró las botellas de la mesa con curiosidad << probar algunas no lo volvería un completo idiota, ¿cierto? >> Tomó un vaso nuevo y sirvió algo de refresco para luego verter el jugo de una botella que se veía linda a su parecer. Al beber la mezcla no sabía mal, volvió a repetir el procedimiento con otra botella.

Después de siete mezclas diferentes empezó a sentir los párpados relajados. Se aburrió de seguir probando los diferentes sabores y decidió volver a bailar. Cuando se giró de vuelta al centro de la sala se sintió algo mareado y caminó tambaleante. Realmente no le importaba mucho el estado en el que se encontraba, no quería pensar en nada, simplemente se dejó llevar.



Cerró los ojos y se movió al ritmo de la multitud. El efecto de las diferentes bebidas empezó a hacer reacciones en su cuerpo. Sintió un drástico cambio en sus músculos, como si un golpe repentino los hubiera relajado por completo. Unas manos ajenas tocaron sus hombros, Jungwon abrió los ojos, pues la sensación era demasiado real como para ser solo alucinaciones del alcohol. Frente a él, una chica hacía body rolls y lo miraba sonriente. Jungwon no se apartó y la chica entendió esto como un permiso para acercarse más. Los movimientos de sus caderas eran cada vez más hipnotizantes a los ojos de Jungwon, que no pudo evitar sonrojarse. Él mismo se sorprendió cuando decidió seguirle el juego y colocó sus manos sobre la estrecha cintura de la muchacha. Esta se acercó lentamente y lo besó.

Jungwon se congeló por una milésima de segundo. Dudó en continuar con el beso, pues se le vino a la memoria el beso con Jay y todos los sentimientos encontrados de hace unas horas, pero detuvo esas desagradables emociones. Debía obligarse a aceptar que Jay ya no era una opción, él lo rechazó. << ¿Qué tenía de malo besarse con alguna chica guapa en una fiesta? >> pensó. Después de todo, conoció a Jay de la misma forma. Jungwon subió una de sus manos a la nuca de la chica para acercarla y profundizar el beso. La chica sonrió triunfante y fue bajando sus manos hasta su cinturón.

Se separaron para permitirse respirar, los dos estaban sonrientes por su interacción. La música cambió y aumentó los vitoreos y ritmos de los movimientos de las personas. Jungwon perdió de vista a aquella chica, pero minutos después, un chico unos centímetros más alto que él se acercó de forma coqueta. Jungwon se dejó influenciar por sus encantos y luego de unas intensas miradas retadoras, el chico sujetó el cuello de su chaqueta para acercarse peligrosamente a su rostro y sonreírle de forma seductora. Jungwon sintió unos fuertes cosquilleos por todo su abdomen cuando sus alientos chocaron, y él mismo decidió cortar la distancia entre sus bocas. El chico era algo más apasionado y mordió sus labios para introducir su lengua e inundar el interior de su cavidad bucal. Empezaron a balancearse un poco por la intensidad de los besos, ninguno quería apartarse. Era como un lucha, una lucha húmeda, brusca y excitante, pero la falta de aire los obligó a tomarse un descanso. Al separarse, un hilo de saliva se estiró entre ellos.

Jungwon se limpió la boca con la manga de su mano y luego de sonreírle al chico, de nuevo las luces lo hicieron perderlo de vista. Se volteó para cambiar de dirección. Ahora su atención se concentró en otro chico con aspecto sexy. Y cuando sus miradas coincidieron, se dió cuenta de que no era el único interesado. Se acercaron mientras bailaban y la misma multitud de personas se encargó de juntarlos en alguna parte del centro de la sala. El chico, que era más alto, colocó sus manos en la cadera de Jungwon y lo acercó con fuerza. Jungwon subió sus brazos recargándolos en los hombros del contrario y sin dudarlo, los dos juntaron sus labios. Siguieron el ritmo de la música para balancearse y provocar más roces peligrosos entre sus cuerpos.

El chico bajó sus manos hasta su trasero y lo apretó. Jungwon deslizó las manos lentamente hasta el pecho desnudo del chico. Y en ningún momento dejaron de besarse, separaban constantemente sus bocas, pero enseguida las juntaban con deseo. Jungwon casi se sentía hechizado por querer seguir sintiendo esas placenteras sensaciones en sus labios, incluso soltaba jadeos involuntarios, pero la música estaba a un volumen tan alto que le restó importancia. Inconscientemente, movió su cuerpo como la primera chica que beso, en busca de aún más contacto con el chico, quien no parecía disgustado, y en su lugar, comenzó a subir de nuevo sus manos por debajo de la playera de Jungwon.

Tal vez era el efecto del alcohol, tal vez era su forma de desahogarse por el rechazo de Jay o simplemente eran sus hormonas alocadas por la edad y el ambiente, no lo sabía y nunca estaría completamente seguro. O al menos eso le gustaba creer, pues sabía perfectamente a qué se debía ese comportamiento tan atrevido. Pero solo quería dejarse llevar, buscaba desesperadamente satisfacer esa necesidad de amor que le fue negada, reemplazandola con arranques aleatorios de calentura con cualquier persona que se le cruzara. Luego pensaría acerca de su inmadurez, pero en ese momento solo buscaba consuelo y disfrutar para olvidarse del dolor.

Sin embargo, el menor no contaba con que la persona que le había hecho sufrir involuntariamente hace unas horas, se encontrara ahí. En ese mismo instante, Jay bajó las escaleras buscándolo para aclarar las cosas, pero se quedó petrificado al presenciar al chico que le gustaba atascandose de besos y manoseos con otra persona. Una parte de Jay quería creer que se había confundido por la escasez de iluminación del sitio y que sus ojos le habían jugado una mala broma mezclando las siluetas de la multitud. Pero conocía perfectamente la imagen de Jungwon, no tenía duda alguna. Jay, demacrado, dejó chocar su espalda contra una de las paredes y se deslizó hasta sentarse en el suelo. Estaba atónito, confundido, enojado consigo mismo, pero sobre todo, triste. Unas dolorosas lágrimas amenazaron con salir a brotes de sus ojos.


















 Unas dolorosas lágrimas amenazaron con salir a brotes de sus ojos

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¿Y qué tal?

 ¿Y qué tal?

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