1
Perímetro de seguridad
Cuándo perdiste la educación?
Hace un tiempo ya
Sabe que estás escribiéndome?
Qué tienes?
Supongo que eso es un no
Para ti nada
Esto es serio Sidney, no estoy para juegos
Sin arma y sin placa
El sonido de los nudillos contra la ventanilla me obliga a escribir el último mensaje rápido, al levantar la cabeza veo a una joven desaliñada alejarse. Sin darse cuenta de mi gesto en la luna delantera, le indico que suba, me percato como encogida mira al final de la calle, rumbo en la otra dirección. Echando un vistazo por el retrovisor al coche que me vigila, tiro el teléfono móvil junto al freno de mano. Aunque sé que a la mínima sospecha de estar en peligro mis palabras no servirán para nada, suspiro antes de salir.
—Por favor, sube —le pido desde la puerta. Con la cabeza agachada me mira bajo el flequillo rubio que oculta su rostro—. No te pasará nada, te lo prometo.
Dubitativa mira en todas las direcciones antes de acercarse al coche, cuando la tengo delante alcanzo a ver el miedo en sus ojos —te lo prometo —repito con una pequeña sonrisa en agradecimiento por el esfuerzo que está haciendo.
Con los pocos centímetros que los asientos delanteros nos dan, puedo percibir el temblor de sus manos escondidas bajo las mangas de su camiseta de rayas. Tapándose con la mano de todo aquel que pueda vernos desde la calle decido arrancar el coche.
—El cinturón —digo, a la vez que me pongo el mío—, vamos a un lugar más tranquilo —añado.
A pesar de ver a Matt negar con la cabeza desde el asiento del copiloto, decido salir cuando un coche hace de muro con el fin de ocupar mi lugar. Aunque hay una agradable temperatura de principio de otoño, escucho a la chica castañetear. El ruido de esos dientes al chocar entre sí me encoge el corazón. Demasiados motivos pueden ser el causante; una poca alimentación, haber consumido algo o simplemente el miedo de acabar como su amiga.
—Sidney —me presento. Sin presiones le doy el tiempo necesario para que confíe en mí.
—Violet —responde con un hilo de voz.
—Encantada —sonrío.
Escuchando una playlist aleatoria que suba el ánimo de mi nueva compañera, doy más vueltas de las necesarias para poder despistar a cualquier persona que pueda seguirnos, incluido los dos policías de incógnito. Sé que Matt no actúa así solo por conseguir la información que ellos no consiguen encontrar desde su placa y su arma, en el fondo, nunca le ha gustado mi forma de investigar. Siempre preocupado por si un día soy yo la que acaba con la lengua de corbata o alguna cosa peor que no me quiero ni imaginar.
—Colgar —proclamo a la pantalla del coche para que Panic! At the Disco vuelva a sonar.
—¿Fuck u? —ríe Violet.
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Cuatro son multitud, tres no.
Chick-LitTras ocho meses luchando contra las grietas que su exnovio le dejó cuando se enamoró de su compañera de trabajo, tres hombres del pasado de Sidney vuelven para meterla en un cuadro con tres vértices más. ¿Conseguirá resolver adecuadamente los casos...