Anti-Instinto y otros principios

CATORCE

Cuando estaba en tercer año de la escuela primaria, Chanyeol estaba enamorado de un chico omega llamado Haru, era japónes y sus padres se habían mudado a Seúl por cuestiones de trabajo, en ese entonces, Chanyeol había quedado prendado de él, porque era lindísimo, tenía una sonrisa inocente, como si fuera hecha para hecho, tenía un colmillo que le estaba creciendo un poco de fuera a los demás, y eso lo hacía ver más lindo todavía, Chanyeol entonces había ido a comprar un gran oso de peluche a la tienda de peluches, de la mano de su padrastro. Había sacado todos sus ahorros de su alcancía en forma de cohete en el mostrador de la tienda, frente al vendedor, entonces contó los billetes arrugados y monedas y pagó ese regalo, mientras sonreía, mostrando que aún faltaba que le creciera un diente de uno que hacía poco había perdido.

Haru pareció encantado con su regalo y Chanyeol así había recibido su primer beso, un beso corto, y lindo, desde entonces pensó que su vida amorosa siempre sería de esa manera siempre y lo había sido en su mayoría de esa manera, pero entonces había conocido a Baekhyun.

Como Chanyeol no bebía, entonces había terminado comiendo un montón de frituras de queso para aliviar sus penas, aunque eso tampoco había sido lo mejor, ahora tenía la boca manchada y estaba mirando películas tristes, porque no había nada mejor que las películas tristes para dejar de sentirse miserable, ¿o era al revés? Chanyeol no sabía, así que estaba solo suspirando, en especial cuando había terminado abriendo una bolsa más de cheetos, de esos de bolita y fue tanta fuerza que se abrieron de golpe y volaron por todos lados.

Que miserable vida, pensó, pero solo estaba enojado.

Para distraer su mente, había terminado buscando algo que hacer por las tardes o los fines de semana, cuando era pequeño, había ido a muchos campamentos de verano en las vacaciones, había hecho muchos amigos, tejido pulseras y aprendido cosas del bosque, pero ahora era muy viejo para todo eso, se vería raro, así que pensó en alguna clase de deportes, pero en realidad, se mantenía en forma solo corriendo por su vecindario y nada más, sentía que era suficiente, así que también descartó eso.

Su papá alguna vez había dicho, una mente agotada es una mente distraída, en el buen o en el mal sentido, pero Chanyeol vio una clase a la que no se pudo resistir, era un grupo de mujer mayores, de mediana edad y también ancianas, que se sentaban en círculo en un salón y estaban tejiendo, compartiendo vivencias, también había muchos omegas en espera, con sus grandes barrigas, que esperaban tejer algo lindo para sus bebés y Chanyeol no lo dudo dos segundos cuando entró, aunque la mujer de la recepción lo había mirado raro, porque los alfas se metían a clase de tiro, pero a Chanyeol en general le daban miedo las armas y los ruidos muy fuertes, la idea de ir a un bosque a disparar a quién sabe que, no le parecía muy atractiva.

Chanyeol se sentó al lado de una linda mujer que le recordó a su abuela y le sonrió, la mujer le dijo que le recordaba a su nieto y ahora le estaba enseñando como hacer todo eso, Chanyeol no sabía que iba a hacer pero ya estaba emocionado, en especial cuando un omega que estaba por ahí, estaba tejiendo un lindo par de zapatos para su bebé, unos muy pequeños y cada vez hacía zapatos más grandes porque decía que en su primer año, iba a crecer un montón e iba a necesitar nuevos muy rápido.

En ese club pequeño, se hablaba de muchas cosas, de los bebés, de sus esposos, de todo un poco y Chanyeol se reía de las vivencias, se sentía contento de ser parte de todo eso, en especial cuando le dieron galletas y también café, eso sí que era un buen club, además de que ya sabía que estaba haciendo, un gorro, aunque no le estaba quedando bien y tenía que deshacerlo y hacerlo de nuevo, un millón de veces.

-¿Eres universitario?- preguntó uno de los omegas de ahí, uno con una gran barriga de seis meses por sus gemelos y Chanyeol solo sonrió avergonzado.