Capítulo 13

8.2K 670 208
                                    



Leiren.

—¿Alteza?

La voz de los sirvientes atraviesa la puerta y me quedo parada sin saber qué hacer. Por un lado el príncipe menor de un reino enemigo se encuentra parado en mi cama, y por el otro, una rata enorme corretea por el dormitorio mientras yo me subo a un mueble, asustada.

¿No puedo tener un día de paz?

Titubeo, sin saber qué demonios hacer. Por inercia, entre abro los labios para alertar a los guardias y que entren a ayudarme, pero Janik parece leer mi intención.

—¡No! —susurra alarmado—. ¡No me delates!

Aprieto los dientes. Quiero sacudirlo y exigirle respuestas por ser tan idiota para estar aquí presente, pero no es el momento.

—Escóndete debajo de la cama—ordeno, como solución desesperada.

Me mira asustado.

—No con esa cosa suelta.

—¡Que bajes! —demando con urgencia.

—¡Que no!

Me tomo el puente de la nariz, pensado en qué hacer. Al final, resuelvo tomar un libro del mueble donde estoy parada y arrojarlo en dirección de la rata, el animalito chilla asustado y corre a refugiarse al lugar donde vino, provocando que el baúl se cierre solo.

—¡Ahora escóndete!

Inseguro, baja y obedece. Espero hasta no ver rastros de su presencia y le permito el acceso a los sirvientes, entra un grupo de mujeres y las siguen dos guardias que cercioran que todo esté bien.

La mayor de ellas me mira alarmada.

—¿Qué hace ahí arriba? ¡Se puede lastimar, majestad!

Acepto la ayuda de los guardias que se adentran para bajarme.

—Es que me dio asco—murmuro nerviosa.

Uno de los hombres llama mi atención.

—Dígame dónde está y me encargaré—promete en tono caballeroso, que hace que la mayor de las mujeres resople molesta.

Señalo el sitio rápido, esperando que no se le dé por buscar debajo de la cama. Él se acerca a pasos seguros y abre, para luego soltar un chillido que nos espanta a todos.

—¡Eso no es un insecto, alteza! ¡Es una rata!

—Parecido.

—¡No se parecen en nada, señora! —protesta, retrocediendo. Mira a las criadas—. Ustedes encárguense de eso.

Ellas se alejan.

—¿Nosotras por qué?

—La limpieza es su responsabilidad, si hubieran hecho bien su trabajo no habría tal cosa en el dormitorio de la reina.

—Eso es por la poca higiene de los marineros, la rata ya está aquí y eso amenaza a la reina, ustedes encárguense.

Muevo mi pie inquieta cuando comienzan a discutir. Temo que descubran a Janik, aunque quizás, eso sería lo mejor. Al menos quiero hablar adecuadamente con él antes de tomar una decisión.

—¿Alguien podría actuar de una vez? —espeto harta—. No puedo dormir en un lugar en estas condiciones.

Se miran contrariados, y cuando creo que al fin impongo algo de autoridad, hacen caso omiso a mis palabras y suben el volumen de la pelea.

La redención del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora