ORION
-Súbanlos al barco. ¡Que los amarren en el mástil central! -ordenó una vez su barco se veía a lo lejos, en el puerto de Mirabillia.
Y que destruido que estaba, desde que la piratería lo había tomado por completo.
Era un barco increíblemente inmenso, sus velas eran negras; lo suponía si se trataba de una tripulación de piratas. Incluso podría decir que en aquel momento, algún tipo de emoción por poner un pie sobre ese barco se había hecho presente, la cual reprimí casi de inmediato. Pero que maravilla.
El gran navío Costa Da Morte, con letras doradas grabadas en la parte del frente de este, tenía un montón de detalles del mismo color por toda la superficie. Mientras más nos acercábamos, más inmenso se veía el barco, que llegaba a ser aterrador. Jamás había estado tan cerca, y me sentía diminuto a un lado de el.
-¡Alto ahí en el nombre del Rey! -escuché la voz de uno de los guardias, le reconocí de inmediato. Era Philip; nuestra salvación.
En cuanto me volteé, lo vi sobre su caballo, con su mano sobre la empuñadura de su espada, con aquella expresión decidida de venir a por nosotros.
-¿En el nombre de quién? -preguntó la pelirroja, con ese tono irónico. Burlándose de mi padre.
Esto no detuvo a los piratas que me llevaban a mí y a Isabella, que llegando a las arrastras, nos subieron a la cubierta del navío y se encargaron de amarrarnos uno a cada lado del palo mayor. Sin embargo, lo que más me sorprendía era lo grande y hermoso que era el barco. Oía los gritos de los guardias, pero en lo único que me fijaba era en cada detalle de la cubierta, los cañones, barriles, baúles, cajas con armas, bombas. Y todas las miradas estaban sobre nosotros, los prisioneros de esa mujer.
Para sorpresa nuestra, el barco lucía impecable; aunque papá siempre nos dijo que los piratas eran posiblemente las personas mas asquerosas y sucias del reino. Pero aquella tripulación era muy diferente a la descripción que mi padre había dado desde que tengo memoria, claro está que no todos estaban igual de limpios, algunos se veían como si hubiesen pasado meses sin asearse.
-En el nombre de tu Rey! -le recalcó Philip, el ejército apuntaba hacia el barco con sus armas, esperando la orden para el ataque.
La pirata, se paró en el borde del barco afirmándose con firmeza, como si nada pudiera derrumbarla. Que mentira.
-Stephen no es mi rey -ella alzó la voz. Fue como si a todo el reino se hubiera petrificado al oír como la mujer nombraba a mi padre por su nombre, era una ofensa, una gran falta de respeto -¡Que deje de ser un cobarde y se atreva a venir a enfrentarme él mismo!
Mis ojos se abrieron de par en par, ¿quién se creía que era para darse tanta importancia como esa? ¿Quién demonios era esta mujer?
-¡Atención! -gritó otro de los guardias -A mi señal, ¡disparan!
Sólo podía ver a la pelirroja de espaldas, su largo cabello liso se movía con el viento, aunque quisiera, no podía negar que ella se veía increíble imponiendo su presencia ante toda esa guardia real.
-¡Esta es tu última oportunidad para que entregues a los príncipes si no quieres morir! -gritó Morgan Taylor a la mujer.
-¡Al diablo con eso!
Exclamó ella, noté que en un rápido movimiento ella tomó dos pistolas que tenía a cada lado de su cadera y apuntó directo al frente.
-¡Ataquen! -gritó el guardia. De inmediato una lluvia de balas comenzó a causar gran estruendo por todo el lugar, los inocentes corrieron por buscar un escondite mientras que otros piratas buscaban la manera de aprovecharse del caos.
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La Venganza De Gallagher
FantasySobrevive o muere. El océano protege un poder que no cualquiera es digno de poseer. Sólo quien logre atravesar las pruebas del mar, podrá encontrar "La Visión". Darelis está dispuesta a conseguir aquel tesoro con tal de vengarse del rey. Pero cuando...